Para CLG por Fernando Cesaretti
Para CLG por Fernando Cesaretti
Vista en un soleado día de 1902 desde las afueras de su andén oriental, la estación Rosario Central muestra en su contigua calle interior gran movimiento de carros de carga y “victorias” que, conducidas por aurigas mayoritariamente italianos, transportan pasajeros que salen o van a la terminal del Ferrocarril Central Argentino, empresa británica que en ese tiempo estaba a punto de fusionarse con otra de idéntico origen en su capital accionario: el Ferrocarril Buenos Aires y Rosario.
A consecuencia de esta unión, realizada con fines de evasión impositiva, el personal jerárquico que residía en el contiguo “barrio de los ingleses” fue luego trasladado junto con la administración a la Capital Federal, y desde 1908 la estación no recibirá trenes de larga distancia, pero mantendrá intenso tráfico de corta y media.