"Son casi 500 chicos los que caminan el sendero de la inclusión para poder convivir con todas la diferencias de la heterogeneidad y hacerlas visibles", contó la directora del establecimiento
«Son casi 500 chicos los que caminan el sendero de la inclusión para poder convivir con todas la diferencias de la heterogeneidad y hacerlas visibles», contó la directora del establecimiento
Egresaron los primeros alumnos con formación de Lengua de Señas en el ciclo primario de la escuela Carmen Vera Arenas de la Universidad Nacional de Cuyo, en Mendoza Capital. Estos chicos de 12 y 13 años se convirtieron en la primera camada que con propuestas de inclusión.
«Fue todo un logro poder sostener la materia a lo largo de todos estos nueve años, y ya son casi 500 chicos los que caminan el sendero de la inclusión para poder convivir con todas la diferencias de la heterogeneidad y hacerlas visibles«, contó hoy a Télam, Sandra Corral, directora del establecimiento.
Lucia Alfonso, de 13 años, Abril Gantuz (12) y Martina Cornejo (12), compañeras de toda la primaria, contaron que los 20 minutos semanales de aprendizaje de lenguaje de señas «estaban buenos porque una profe sorda nos hacía señas y la traductora nos decía lo que iba diciendo«.
«Aprendimos jugando, esta re bueno porque si alguien pide ayuda o intenta hablar en lengua de señal vos lo podés entender», comentaron las chicas que hoy recibieron sus diplomas.
Para la vicedirectora Alejandra Olguín, la materia «es importante para comunicarnos con todos y aceptar las diferencias con total normalidad», y representa un desafío para que el resto de las instituciones continúen y así los alumnos no se olviden la práctica.
La iniciativa surgió en 2011 desde la Tecnicatura en Intérpretes de Lengua de Señas que dicta la Facultad de Educación, cuando los directivos del colegio aprobaron una prueba piloto en la sala de 4 años con el impulso de Ana Sisti, profesora de la escuela.
En esas primeras clases, el contenido que se le dictaba a los niños consistía en vocabulario acorde con su edad, como colores, animales, alimentos y algunos verbos; y la metodología implementada para la enseñanza fue a través de imágenes y juegos.
«Nosotros propusimos la lengua de señas no como modelo de inclusión sino como segunda lengua«, dijo Sisti, quien explicó que los niños no tenían ningún compañero sordo sino que el objetivo era adquirir los conocimientos básicos como lo hacían con el inglés.
De esa manera, los alumnos fueron incorporado la educación inclusiva en ámbitos como los actos escolares, donde cantaban el himno nacional en lengua de señas.
«Nuestra experiencia ha sido muy gratificante y esperamos año a año ir superando las expectativas«, celebró Corral, quien manifestó que fue una decisión de la institución destinar el presupuesto necesario para poder sostener el proyecto.
En el acto celebrado este miércoles en la Nave Cultural para cerrar el ciclo primario, docentes, niños y padres cantaron juntos.
En julio último, Mendoza aprobó la ley para incorporar talleres de lengua de señas en todas las escuelas de la provincia, aunque la Dirección General de Escuelas (DGE) manifestó la dificultad de aplicarla debido a la falta de docentes para cubrir el sistema educativo.