Por Matías Gregorio
Los equipos de la ciudad jugaron este sábado y los resultados dejaron mucha tela para cortar. Horas atrás, lo previsible hubiera sido comenzar estas líneas hablando de la reivindicación de Central frente al descendido Arsenal, y de un Newell’s que corría en desventaja en la previa del duelo frente a Defensa y Justicia.
El fútbol no es lógica, el fútbol es juego. Un juego atravesado por muchas variables, totalmente relacionadas y que el resultado de ellas se ve en el campo de juego. Dirigentes, entrenadores, preparadores físicos, jugadores, etc. Todo resulta de ese cóctel, que a veces, puede ser explosivo.
Así, lo impensado se hizo presente en Sarandí. El equipo comandado por el DT interino José Chamot (quién llamativamente cambió tres veces el equipo en la semana) cayó derrotado por 4 a 0. Si, frente a un conjunto que jugará la próxima temporada en el Nacional B. Fue una pesadilla para los canallas. Los goles de Ferrari en contra (31′ PT), Lomónaco (38′ PT), Antilef (46′ PT) y Purita (28′ ST), sumados a la expulsión de Martínez, sentenciaron la cuarta caída al hilo consecutiva, sumando tan solo 8 puntos de los últimos 30 en juego.
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En la vereda de enfrente, al término del partido de Central, Newell’s se jugaba una parada importante frente al gran Defensa y Justicia de Juan Pablo Vojvoda. Contra todo pronóstico, el equipo que venía de caer frente a Independiente y Boca, volvió al triunfo frente a su gente. La pantera Leal como emblema, el buen rendimiento de Fontatini en defensa y el gol de Alexis Rodríguez a los 23 minutos de la primera etapa. De los cinco partidos jugados en condición de local desde que llegó Omar De Felippe, Newell’s ganó cuatro. La mentalidad y la entrega claramente son otra.
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Si la temporada finalizaría ahora, en la tabla de promedios del próximo semestre Central se ubicaría abajo de Newell’s, lo que propone un análisis de fondo.
Cuando la lepra parecía condenada al descenso en medio de una crisis institucional muy profunda, apareció Osella con una campaña sobresaliente para acomodar al club en la tabla que nadie quiere mirar. Luego pasó Llop, con mucha más pena que gloria. Hoy, Omar de Felippe volvió a levantar un equipo que está repleto de juveniles, con escasas figuras y presupuesto, y con problemas políticos que estallan semana tras semana.
Todo lo opuesto es Central. Después de los buenos tiempos de Coudet, los dirigentes nunca supieron encontrar el rumbo futbolístico de la primera canalla. Errores y más errores. Tanto a la hora de elegir a los entrenadores como al momento de elegir a los «refuerzos». Basta con mencionar que todavía el club de arroyito no pudo reemplazar a los valuartes que fueron Pinola y Donatti ¿Cuántos defensores centrales pasaron en estos últimos años? Y como cantaba Sumo, mejor no hablar de ciertas cosas (léase Ortigoza). Los dirigentes contaron con un gran presupuesto luego de las ventas de juveniles estrellas, como Lo Celso, Cervi y Montoya, pero lo invertido nunca alcanzó las expectativas. Cierto es, que institucionalmente el club se encuentra en una etapa floreciente. Pero bien se sabe que para el hincha no alcanza.
Situaciones antagónicas que llegaron a un punto en común. La próxima Superliga tendrá a los dos equipos de la ciudad en una situación similar. Será momento de repasar aciertos y errores, con autocrítica y compromiso. Es que un mal mercado de pases y nueva decisiones equivocas podrían ser fatales. Sobre todo, al considerar que al cabo de las dos próximas temporadas descenderán ocho equipos, para así llegar al tan ansiado torneo de 22 conjuntos.