Seguidores del líder opositor Alexei Navalny marcharon en varias ciudades de Rusia para protestar contra el presidente Vladimir Putin. Las protestas se dieron dos días antes de que el jefe del Kremlin sea investido para un nuevo mandato y dejaron en principio unas 200 personas detenidas.
Las concentraciones previstas como las más grandes, en Moscú y San Petersburgo -las dos ciudades más importantes del país- aún no comenzaron. Sin embargo, la acción convocada bajo el lema «No es nuestro zar» ya dejó la la detención de cientos de personas, sobre todo en algunas capitales de Siberia y del Lejano Oriente ruso.
Al menos 75 personas fueron detenidas en la ciudad de Yakutsk y otro medio centenar en la siberiana Krasnoyarsk, donde la policía empleó la fuerza contra algunos manifestantes. Según activistas de Navalny, otros 25 manifestantes fueron detenidos en la ciudad de Novokuznetsk y al menos unos 15 en Cheliabinsk, ambas importantes núcleos industriales de Siberia.
En Moscú y San Petersburgo, las autoridades desplegaron fuertes dispositivos policiales a la espera de que los partidarios de Navalny empiecen en breve sus acciones de protestas, prohibidas por las autoridades municipales de esas ciudades. El Ayuntamiento de Moscú ya avisó que la policía puede actuar contra los ciudadanos que se sumen a la manifestación, a la que el jefe local de seguridad, Vladimir Chérnikov, consideró una «provocación y una total irresponsabilidad».
El viernes, el funcionario pidió a los moscovitas que «estén atentos a lo que suceda en el centro de la ciudad», y advirtió que «esta cuestión está dentro de la competencia de las fuerzas del orden». Navalny convocó a marchar por la céntrica calle Tverskaya pese a la prohibición del Ayuntamiento, que le ofreció otros lugares en la periferia de la ciudad para su convocatoria.
La protesta, bajo el lema “NO es nuestro zar”, tiene lugar apenas a dos días de que Putin inicie su nuevo mandato, que ganó en las elecciones del 18 de marzo. El mandatario está desde el 2000 instalado en el poder. Las manifestaciones, convocadas en unas 90 ciudades, no eran solo contra Putin, sino también en rechazo a la corrupción y la censura en Internet en Rusia.