Federico Strasser (1858-1949) llegó siendo niño desde su Suiza natal a la colonia Bernstadt (hoy Roldán), recién fundada por la Compañía de Tierras del Ferrocarril Central Argentino.
En 1877 se radica en Rosario donde participará en múltiples y disímiles actividades: será miembro de la asociaciones helvéticas locales, de los bomberos voluntarios y de la naciente Unión Cívica Radical de la que integró un comando durante la Revolución de 1893, así como también formará parte del acotado grupo de empresarios rosarinos al establecer en 1883 en sociedad con Carlos Schlau una fábrica de cerveza.
Honrado y emprendedor, pero a la vez ingenuo y crédulo para los manejos financieros y comerciales, una década después su socio abusa de su confianza y buena fe y se queda con la empresa. Strasser entonces funda otra cervecería y fábrica de hielo que primero nominará Santa Rosa por estar frente a Plaza Sarmiento y luego con su propio apellido.
En la imagen de 1895 lo vemos sentado a la izquierda de la mesa, brindando con los empleados delante de los grandes toneles. Hacia el 1900 esta empresa entra en quiebra en el mismo tiempo que tres de sus hijos mueren en una epidemia. Hundido en la tristeza y en la miseria, logra un modesto empleo en la Compañía de Electricidad, desempeñándose como cobrador domiciliario por largos años.
Ya nonagenario es atropellado por un ciclista, ocasionándole tal hecho contusiones que en pocos días le son fatales. Optimista nato pese a las vicisitudes, derrotas e infortunios que su larga vida le deparó, en su lecho de muerte dirá con sentido del humor a un nieto que está a su lado: “Que vergüenza morir a causa de una bicicleta, si por lo menos me hubiera chocado un Studebaker…”