Por Matías Gregorio
El pasado lunes, la Municipalidad volvió abrir la inscripción del Registro Único de Aspirantes (RUP) para personas travestis, transexuales y transgénero en las oficinas de la Dirección de Diversidad Sexual, que les brinda la posibilidad de acceder a un empleo en el municipio. Se trata de la segunda experiencia, ya que en 2017 hubo 62 inscriptos y 5 lograron acceder a la planta municipal.
Una de ellos fue Sabrina Crespo, quién recién a los 32 años, a pesar de haber realizado el secundario completo y varios cursos de capacitación, pudo conseguir su primer empleo en blanco.
«Me presenté, llené el formulario y a los meses me llamaron para una entrevista. Al tiempo, en junio, me avisaron que había quedado entre los 5 seleccionados. Entramos cuatro chicas y un varón», cuenta Sabrina.
El cupo laboral trans se implementó por primera vez el año pasado, a partir de la ordenanza Nº 9.543 impulsada por la concejala María Eugenia Schmuck y el ex edil Sebastián Chale. La iniciativa busca acercar una respuesta a una población que se encuentra con grandes dificultades para ingresar al mercado laboral formal.
Sabrina trabaja desde hace 10 meses en la administración de la Dirección de Diversidad Sexual, realizando la gestión de proveedores o el control de asistencia del personal. No duda en expresar su satisfacción por el presente que vive: «La experiencia es buenísima. Todos los días aprendo cosas nuevas. La relación con mis compañeros es bárbara, me ayudan mucho. Para el colectivo trans, que es muy vulnerable, no solamente para poder conseguir trabajo, sino también en el ámbito de la salud, es una oportunidad importante».
Sus experiencias
Antes de convertirse en empleada municipal y que su vida cambie rotundamente, Sabrina transitó varias instancias de formación y trabajó en diferentes rubros, manteniendo siempre sus ganas de crecer.
En primer lugar, una vez terminado el secundario en un bachiller comercial, arrancó Economía, pero dejó por no poder sostenerlo económicamente. Luego, completó la cursada de la carrera de Publicidad, estudió Gastronomía y se recibió de peluquera. Además, trabajó “desde adolescente”: primero en la empresa familiar, una mayorista de juguetes donde realizaba tareas administrativas y de atención al público, y después en la escuela de cocina donde cursaba. También se desempeñó en eventos y en catering y finalmente como peluquera a domicilio. «Me las rebuscaba como podía desde chica. Toda las experiencias que fui adquiriendo me sirvieron para llegar a donde estoy ahora. Tuve la suerte de que mi familia siempre me apoyó, nunca me discriminaron y pude estudiar», añade la joven que ya cumplió 33 años.
Trabajo en conjunto
El año pasado, a partir de la implementación de la ley, Rosario se convirtió en la primera ciudad del país en hacer posible esta medida que se demanda a nivel nacional. Nada hubiera sido posible sin la larga lucha del colectivo LGBTI, a la cual se sumó un trabajo en conjunto entre el municipio y los concejales.
Sobre esto, Crespo señala que «es un 50 y un 50. La Dirección de Diversidad Sexual funciona desde hace más o menos diez años, siendo parte de la Secretaría de Desarrollo Social de la Municipalidad. Por un lado es la demanda que hay del colectivo trans, como también de gays y lesbianas, y por el otro, que escuchen las necesidades que tiene la gente y trabajar en base a eso. Por ejemplo, desde hace algunos años, en un trabajo conjunto entre la Secretaría de Desarrollo Social y la Secretaría de Salud, hay médicos que se ocupan de atender especialmente a las chicas trans, con tratamientos hormonales».
Los tabúes y prejuicios
Este año, en tan solo una semana, más de 50 personas se acercaron a las oficinas de la Dirección de Diversidad Sexual con la documentación requerida para completar el trámite y esperar una oportunidad para formar parte de la planta de trabajadores del municipio. En 2017 la demanda también fue alta, con 62 inscriptos. «Abrimos el cupo el lunes 23 y cayó un malón de gente. Esto demuestra que a pesar de los avances, sigue costando derribar los prejuicios sociales que hay en el mercado laboral con respecto a los travestis, transexuales y transgéneros», afirma Sabrina.
«Se relaciona a una chica trans con todo lo malo, con la droga y la prostitución. Si bien es algo que existe, es una consecuencia de trabajar en la noche, en la calle, con todos los consumos que hay. Se da por la marginalidad que sufre el colectivo. Te encontrás en un momento donde no tenés opción», cuenta con dureza una de las referentes de la comunidad trans de Rosario.
A pesar de que siguen existiendo trabas, el avance es destacable. Las oportunidades de una chica o chico trans no son las mismas que hace uno o cinco años. El cambio es importante, pero la lucha del colectivo LGBTI no cesa y continúa latente. En tal sentido, Sabrina subraya que, «se avanzó mucho, pero faltaría estar a la par de cualquier otra persona heterosexual, de contar con la misma posición al momento de buscar un trabajo. Que no cuente con quién te acostás o si tu género al nacer es masculino y vos te sentís identificada en un género femenino. Una persona se puede desempeñar de la misma manera a pesar de que sea ‘diferente’ a lo que se espera, a lo que se impone».
«A los y las que se anotaron les digo que tengan confianza, que sigan intentando. Quieras o no, todo el ruido que hace la sociedad te termina aturdiendo la cabeza, los pensamientos. Hay que ser fuertes, capacitarse y estudiar de lo que a uno le guste para poder crecer», concluye Sabrina, alentando a sus compañeros y compañeras del colectivo trans.
El mensaje no solo debe llegar a ellos y ellas, sino también a toda la sociedad. Acceder a un trabajo en la Municipalidad es un primer paso para demostrarle a todo el sector privado que una o un heterosexual y una persona trans se pueden desempeñar de la misma manera. ¿Por qué se mira mal a una persona que tuvo la libertad y las agallas de cambiar su sexo? ¿Por qué no se valora esa decisión que tomaron? Sabiendo que iban a ser apuntados con un dedo durante toda su vida. ¿Vos, que te escudas en el prejuicio, tendrías la valentía para hacerlo? Debe existir el compromiso de la ciudadanía y el sector político para que a pesar de la orientación sexual, todos y todas tengan los mismos derechos y posibilidades a la hora de transitar la vida.