"Hay un notorio aumento de ataques cardíacos y cerebrovasculares en adultos jóvenes”, dijo a CLG Anabel Albelo, docente y directora de la Fundación Hospital Oliveros. Causas, consecuencias y cómo prevenirlo
Los problemas cardíacos atacan cada vez más temprano. Por un lado, debido al impacto de los tradicionales factores de riesgo como la obesidad, el tabaquismo y el sedentarismo, que hoy se presentan a más corta edad. Pero también por otros factores no tradicionales como el uso de drogas, la depresión o ciertas infecciones que afectan a los adultos jóvenes.
Si bien la edad promedio de pacientes en riesgo es de 60 años, el agobiante ritmo de la vida moderna y las preocupaciones a las que se ven sometidos los argentinos impactaron de lleno en un crecimiento de accidentes cardiovasculares y cerebrovasculares (ACV) en menores de 40.
Ese aumento preocupa a los especialistas, a los que día a día recurren personas cada vez más jóvenes con este tipo de patologías. «Hace décadas atrás los infartos en personas de menos de 40, eran aislados. Es una tendencia mundial que se inició en Estados Unidos y luego se trasladó a muchos países latinos, incluido Argentina, en dónde se ve un notorio crecimiento de incidencia en adultos jóvenes”, dijo a CLG Anabel Albelo, docente y directora de la Fundación Hospital Oliveros.
La profesional de la salud vinculó el fenómeno a un incremento en los niveles de estrés, el uso de drogas como pastillas para dormir y ansiolíticos, la automedicación o la mala alimentación. “Muchos chicos no llegan a adquirir todos los nutrientes necesarios por el ritmo de vida. Y si eso se convierte en rutina y se le suma la falta de ejercicio provoca que el cuerpo agonice y luego reclame, y cuando reclama ya es tarde”, explicó Albelo, quien además es directora del Centro de Capacitaciones de la empresa HSE Ingeniería, con una larga trayectoria en el ámbito de salud.
“Trabajé en muchos años en ambulancias, salas de guardia y dediqué toda mi vida a terapia intensiva: llegar a un lugar y ver a 20 personas alrededor del paciente agonizante sin saber cómo actuar era algo habitual”, expresó la profesional, por lo que valoró la importancia de la información para la prevención.
“Así como en la primaria se aprende a sumar y a leer, es igual de importante conocer las maniobras de resucitación. El conocimiento no es solo responsabilidad del médico. Es responsabilidad de todos saber cómo responder en determinadas situaciones para devolver a un compañero, un amigo o una pareja. Las cosas pasan y hay que estar preparados para actuar”, indicó Albelo. Y agregó: “Si salimos de ese egocentrismo del conocimiento de la salud podremos avanzar muchísimo en la prevención”.
Entre las buenas costumbres para evitar la aparición de accidentes cardíacos, la especialista mencionó “una alimentación rica en nutrientes que incluya verduras, carnes y pescados, la realización de ejercicio y una caminata de 30 minutos en cualquier momento del día para activar la circulación, porque el sedentarismo mata”.
La RCP triplica su posibilidad de seguir con vida
El paro cardiorrespiratorio es la urgencia médica más extrema, ya que es seguido por muerte o lesión cerebral permanente a menos que la reanimación cardiopulmonar (RCP) se inicie de forma inmediata.
La RCP tiene como objetivo, mantener el flujo de sangre oxigenada al cerebro y otros órganos vitales hasta que un tratamiento médico más definitivo pueda restablecer el ritmo cardíaco normal.
Se estima que aproximadamente el 70% de los casos de muerte súbita se produce fuera de los hospitales y frecuentemente en presencia de un conocido, familiar o amigo. Esto convierte a los no médicos en la primera línea de atención frente a episodios de esta naturaleza.
Cómo realizar RCP básica
1- Llama al 911 o pídele a alguien más que lo haga. (Si tienes que llamar tú, pon el teléfono en el altavoz mientras empiezas las compresiones).
2- Coloca ambas manos, una encima de la otra, en el centro del pecho de la persona.
3- Presiona con fuerza y luego deja que el pecho vuelva a subir.
4- Repite el movimiento de presión y relajación a un ritmo de al menos, cien compresiones por minuto.
5- No te detengas hasta que llegue la ayuda.