Uno de cada 14 bebés nace con bajo peso en la Argentina, y el 10% de ellos no recupera espontáneamente la talla durante los primeros años de vida, informaron este jueves endocrinólogos pediatras del hospital Garrahan, que participaron de un encuentro científico en Buenos Aires.
«El retardo de crecimiento se da en todo el mundo y en todos los niveles socioeconómicos. Por ejemplo, en madres de bajos niveles socioeconómicos predomina la nutrición inadecuada, anemia o mayor prevalencia de infecciones, mientras que en los niveles medios y altos se da por técnicas de reproducción asistida, tabaquismo o exceso de estrés», explicó Marta Ciaccio, jefa del Servicio de Endocrinología del Garrahan.
La experta señaló que el retardo de crecimiento intrauterino se produce cuando un bebé deja de crecer durante la gestación, lo que puede dar origen a un niño con bajo peso de nacimiento (BPN).
Las causas pueden ser ambientales, insuficiencia placentaria, maternas (como la edad o nutrición) y de origen genéticas o epigenéticas del propio feto.
Según datos de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP), 7,3% de los niños presenta BPN, lo que significa una proporción de uno cada 14 recién nacidos.
De ellos, un 10% no recupera espontáneamente la talla y debe ser controlado por un endocrinólogo pediatra para evaluar la causa del retraso de crecimiento y decidir el tratamiento necesario.
El 90% restante deberá ser controlado clínicamente aún cuando resuelva el problema de altura, ya que tiene más riesgo de presentar en la adultez alteraciones metabólicas y enfermedades cardiovasculares.
Para Ciaccio, nacer con BPN «no es una enfermedad», sino una «condición de la que pueden esperarse problemas a corto y largo plazo».
«Los niños con BPN tienen una prevalencia mayor de complicaciones a corto plazo como exceso de glóbulos rojos, hipoglucemia e infecciones neonatales, que pueden requerir internación y cuidados especiales. Entre las consecuencias a largo plazo puede haber talla baja en la infancia y adultez, mientras que en la edad adulta son más frecuentes las alteraciones metabólicas e hipertensión arterial», detalló.
Consultada sobre la respuesta al tratamiento hormonal, la endocrinóloga pediatra apuntó que «en líneas generales se traduce en 8 centímetros más de ganancia de talla adulta para las niñas y entre 9 y 10 para los varones».
Para Nora Saraco, doctora en Biología Molecular y Bioquímica del Laboratorio de Endocrinología Molecular del Garrahan, quien también participó del encuentro, «está descripto que en algunos casos de retardo de crecimiento intrauterino está modificada la expresión de genes, y eso está relacionado con la epigenética».
«Predominan las evidencias de que, junto a los factores genéticos, el nivel socioeconómico es determinante de la altura de las personas vía la nutrición de los progenitores (especialmente de la madre) y las prácticas de crianza», agregó el sociólogo y economista de las universidades Católica Argentina y de Buenos Aires, Juan Llach.
Sin embargo, el especialista señaló que «todavía no está claro si esos determinantes pueden compensarse a posteriori con estimulación, nutrición y educación».
«Tampoco están claros los roles de los factores genéticos y su interacción con los socioeconómicos», completó.