La Policía de París comunicó que, hasta el mediodía de este sábado, fueron detenidas 106 personas en París en una manifestación de los «chalecos amarillos» celebrada a la par de otras dos protestas, una en defensa del clima y otra contra la reforma de las jubilaciones.
En medio de un gran dispositivo de seguridad que blindó la capital gala -el gobierno desplegó 7.500 policías-, los agentes recurrieron a gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes, que se dirigían hacia la avenida de los Campos Elíseos, donde en anteriores marchas saquearon y destruyeron comercios.
Pese a las detenciones, una vocera de la Policía, Laetitia Vallar, subrayó que «la calma reina en las calles de París» y que «solo hubo algunas acciones espontáneas», según la cadena de televisión privada BFM TV.
Los chalecos amarillos se concentraron en varios puntos de la ciudad como en la plaza de la Madeleine, donde la Policía dispersó a unas 300 personas convocadas por el movimiento ciudadano ATTAC.
En total la Policía realizó más de 1.250 controles en los que se incautaron bolas de metal, un martillo, un mortero escondido en un reproductor de DVD, «armas que no tienen cabida en manifestaciones autorizadas y pacíficas», informó la agencia de noticias Europa Press.
La movilización de los chalecos amarillos coinciden con una manifestación convocada por el Frente Obrero contra una nueva reforma del sistema jubilatorio y con una protesta contra el cambio climático en los Jardines de Luxemburgo.
Las movilizaciones de los chalecos amarillos comenzaron en noviembre de 2018 para protestar contra la suba de los impuestos al gasoil y en diciembre alcanzaron su punto álgido con las protestas contra la represión de las manifestaciones hasta el punto que el presidente, Emmanuel Macron, anunció un paquete de medias económicas para mejorar las condiciones de vida de la clase media y trabajadora.
El movimiento se extendió luego, aunque en menor medida, a países como Bélgica, Holanda, Alemania y España.