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Cómo funciona el sistema educativo en las cárceles santafesinas


Por Gonzalo Santamaría

La provincia de Santa Fe posee 4.843 establecimientos educativos, 790 con orientación a formar adultos. Los jóvenes y adultos que no tuvieron acceso a la educación formal obligatoria disponen de propuestas educativas para transformar su medio social. En ese marco, 22 se dedican a educar a personas privadas de su libertad.

El 14 de diciembre de 2006 el Congreso de la Nación aprobó la nueva Ley de Educación la que enmarca a la educación en contexto de encierro en su artículo 55 y desde su implementación el paradigma de enseñanza para los reclusos cambió.

CLG dialogó con Noemí Stara, docente y directora provincial de educación permanente de jóvenes y adultos, dependiente del Ministerio de Educación del Gobierno de Santa Fe para profundizar en el tema.

Desde 2011 trabaja en el espacio de educación para adultos y tiene un concepto claro: “Que nadie quede afuera del aula”.

Los presos ingresan al penal y son evaluados por grupos de profesionales que determinan su grado de educación y allí cuando ingresa el Ministerio de Educación santafesino para actuar con quienes le falte completar sus estudios y se los ofrece. Los alumnos se ven beneficiados en sus condenas si completan sus niveles primarios o secundarios.

La directora expuso una realidad ante esta situación: sobre cuatro varones que aceptan el servicio de educación hay sólo una mujer. “Son muy rebeldes a generar una nueva vida, nos cuesta más que lleguen mujeres al aula”, reveló pero remarcó que el número  fue creciendo por el fuerte trabajo en el campo.

“El interno tiene un espacio propio donde puede romper una barrera junto al docente, así no se siente encerrado. La escuela tiene su lugar y los chicos quieren ir porque ahí respiran libertad”, explicó Stara y contó que mediante el trabajo mancomunado del Ministerio de Educación y el de Seguridad el ámbito escolar tiene un lugar privilegiado.

La funcionaria se manifestó muy contenta con el trabajo realizado desde el 2011, con las gestiones ministeriales tanto de educación como de seguridad y manifestó que los reclusos tienen las mismas exigencias que en las escuelas convencionales. “Los internos son re ‘piolas’, les encanta ir a la escuela, les encanta participar”, sostuvo.

El nombre propio

Con más de 8 años en el cargo, Noemí Stara pasó por miles de situaciones pero hay una que, según sus palabras, no se la va a olvidar nunca.

“Entré a un aula y hablé con los alumnos. Uno me pidió una estufa y pintura para el salón”, por obvias razones la funcionaria no reveló el nombre pero continuó, “y me desafió: ‘como usted es política me va a decir todo que bueno y no va a pasar nada’”, ante los dichos del estudiante el director de la escuela se incomodó pero ella audaz le respondió “me comprometo a averiguar”.

En una semana Stara le consiguió lo reclamado y fue un acto posterior donde el recluso le confió: “A usted es a la única política que le voy a creer porque es de palabra”.

El mismo interno, tiempo después, con la relación avanzada con la funcionaria y con el permiso de salidas transitorias, le insistió para poder fabricar mecedoras de mimbre. Entonces Stara comenzó las averiguaciones para darle la oportunidad.

“A la semana me llama el director y me dice que no volvió, que se escapó en las salidas”, paralizada Stara no podía entender la decisión pero retomó su relato: “A los 4 meses vuelvo para un acto a la unidad y había caído de nuevo”. El hombre, impaciente por la llegada de ella, se paró en primera fila, cuando la vio salió corriendo y fue directo a abrazar a la mujer.

“Me decía: ‘perdóname, perdóname, perdóname”, recordó Noemí atónita ante la situación y buscó hablar con él a solas luego de la ceremonia: “¿Sabes lo que me dijo?”, se preguntó y siguió: “Me cagué la vida. Soy un boludo, vos me diste todas las oportunidades para que no vuelva a caer”.

La educación en contexto de encierro es clara. Es una oportunidad para quienes desean mejorar su calidad de vida y la de los que lo rodean.

Unidad Penitenciaria Nº 6

El trabajo en conjunto fue la clave para mejorar este sistema en el que la educación estaba en un segundo plano, así lo relató la docente: “La fuerza de seguridad tenía que entender este nuevo paradigma, hicimos una mesa común e invitamos a todos los que pasaban por el contexto educativo”.

El trabajo que se propuso es el de “romper la estructura del aula”, el docente se corre del eje y, como definió Stara, el sistema “busca darle la palabra al alumno”.

Si bien este sistema se coordina entre dos ministerios, la representante del de educación aclaró: “El ámbito escolar es el ámbito escolar, el servicio está afuera”. Las escuelas en contexto de encierro están dentro del perímetro de la cárcel pero no forman parte del pabellón, los alumnos “salen” de sus celdas y “entran” al aula.

“Me siento muy docente”, dijo Noemí Stara sobre su trabajo en la dirección provincial de educación permanente de jóvenes y adultos y habló del trabajo realizado en la deserción de los estudiantes.

Reconoció que “abatimiento psicológico” es muy grande y por eso cuando se detecta el abandono de las clases intervienen los equipos de psicólogos y asistentes sociales para solucionar el problema y que el interno regrese: “La idea es que todo el que llegue se sostenga en clases”, explicó.

“Ellos saben que es una nueva vida la escuela”, dijo Stara y reflexionó: “No podes obligar a nadie, no nos sirve que venga un adulto obligado”. El trabajo de un docente en contexto de encierro “es personalizado” pero con la obligatoriedad de no indagar en las causas penales.

Noemí, además de ser una referente del gobierno y asistir a los actos ministeriales, ha sabido sentarse en una mesa con los alumnos y remarcó el respeto con el que se encuentra.

Este respeto lo explicó con la relación que tiene el preso con la figura femenina: “Es muy fuerte esa imagen. Nunca le van a faltar el respeto a la maestra, es sagrada para ellos”, confesó y subrayó la importancia de trabajar la educación sexual con esta población.

Luego de terminar la condena, el Ministerio en su área de educación para adultos no deja librado al azar al alumno: el servicio “post penitenciario” acompaña ya sea en la escuela o en el trabajo al que haya recuperado la libertad.

Gracias a la educación en este contexto y ya en libertad los alumnos pueden insertarse en el sistema con mayor facilidad, Noemí Stara lo sabe y brega por el desarrollo pleno de este tipo de enseñanza.