La Asamblea de Pequeños y Medianos Empresarios (APYME) expresa su preocupación por el balance negativo que arroja el año que termina para las Pymes y la industria nacional.
Se conoció el déficit comercial récord en noviembre, de 1.541 millones de dólares, con un aumento de más del 30 por ciento de importaciones y una caída de 5% de exportaciones. El acumulado de los últimos 11 meses, de 7.656 millones, es más alto de la historia. Esta situación es la síntesis de un modelo que deja afuera a las Pymes, la producción local y las economías regionales.
Lejos de solucionarse, en 2018 se agravará la emergencia de las Pymes, perjudicadas por un modelo económico de estancamiento del mercado interno, aumento de tarifas energéticas, de combustibles, de transporte y de insumos, inequidad fiscal, ejecuciones y embargos y carencia de crédito productivo.
Lamentablemente, en este sentido va el paquete de leyes económicas que impulsa el Gobierno en el Congreso Nacional, que tienen un notorio sesgo regresivo al transferir recursos desde los sectores del trabajo y las Pymes a las empresas concentradas, las multinacionales y la especulación financiera.
El año termina con un alza del dólar que presiona sobre los costos internos y sobre el poder adquisitivo de la población. La tasa de interés de más del 28% no ha logrado bajar la inflación según las metas propuestas por el propio Gobierno; en cambio, hace inviables las inversiones productivas y agrava el ahogo financiero de las Pymes.
Apyme reitera que el conjunto de leyes impulsado bajo el lema del “reformismo permanente”, que incluye la postergada flexibilización laboral, no contribuye en modo alguno a la competitividad de las empresas nacionales y a la generación de empleo genuino. Por el contrario, agrava las asimetrías existentes en el sistema productivo, donde los perdedores son las Pymes, el trabajo y los sectores más vulnerables de la población.