Por Enrique Genovar
No hay dudas de que sumar de visitante y más en cancha de San Lorenzo es muy importante. Pero el hecho de haber ido ganando el encuentro por 2-0 dejó un sabor agridulce en el Mundo Canalla. Pero esa sensación seguramente será pasajera, aunque es lógica que esté.
Central tenía una prueba difícil por delante. Un rival que se preparó para la doble competencia y que gastó mucho dinero. Encima jugar en el Nuevo Gasómetro. Ese estadio que parece que fue maldecido luego de aquella ya entrañable victoria de 2005. Por eso era una prueba para saber si el equipo de Diego Cocca estaba preparado para dar un salto de calidad y si bien no perdió la sensación que quedó es que no pudo.
El Canalla, por primera vez en la Superliga, no pudo imponer condiciones. Es que a pesar de haber estado dos goles arriba el que enseñó siempre el camino del partido fue el equipo de Juan Antonio Pizzi.
Pero, ¿por qué no pudo? El planteo tuvo que ver y mucho. Es que como sucedió en la final con Boca el entrenador canalla optó por una estrategia cautelosa. Claro que la lectura que hizo Cocca del rival fue correcta porque el Ciclón tiene más individualidades que el Canalla. Pero el partido en sí que hizo Central no fue bueno. Lo iba ganando por aciertos en ofensiva que hasta aquí no abundaban. Pero se lo empataron por yerros defensivos que hasta el sábado no se habían presentado. Y no lo perdió porque tuvo la suerte de su lado.
El arranque es más que interesante. Haber cosechado 7 de 9 es importantísimo y más considerando que los equipos que recientemente ascendieron suman y mucho. Pero ante San Lorenzo le faltó y eso es innegable. Claro está que la lucha es con otros equipos, pero los hinchas se ilusionan siempre con ganarles a estos equipos y el fin de semana tuvo una chance inmejorable, pero volvió a no poder.