CLG dialogó con Macarena, la guardavida rosarina que protagonizó el rescate de un niño de 10 años. "Pensé que no me ibas a salvar porque soy negro", le había dicho el nene
Por Santiago Ceron
Esta semana se difundió en todo el país la historia de Macarena Cabruja, una guardavidas rosarina de 25 años que rescató a un niño de 10 años senegalés que estuvo a punto de ahogarse en el mar en Palma de Mallorca, España.
CLG dialogó con Macarena, quien relató el duro rescate en la playa de Can Pere Antoni y contó qué le pasó por su cabeza cuando estuvo dentro del agua: «Tuve miedo, pero sabía que lo iba a sacar«.
La tarde del rescate había dado avisos de lo que iba a pasar más adelante: «Ese día hubo bandera amarilla, mucho viento y olas, mucha resaca, el mar chupaba un montón. En el día habíamos tenido cuatro rescates«.
«Terminé mi turno a las siete y me quedé jugando al vóley, como siempre. Estaba por caer el sol y estaba tomando mates con un amigo», contó Macarena.
Cuando la jornada parecía terminar como cualquier otra, se encendió la alarma: «Vi que había dos argentinos inquietos mirando el agua. Cuando miro hacia el mar se veía una cabecita negra lejos, a 200 metros, donde está el boyado».
Macarena no dudó y se lanzó al agua, sin salvavidas ni otro equipamiento más que sus brazos, piernas y pulmones: «Cuando estaba llegando le grité que estaba con él, que salíamos juntos. En el momento en que llegué me di cuenta que era un nene de 10 años. Cuando me vio se relajó y se hundió. Enseguida lo saqué y lo empecé a remolcar, pero las olas estaban enormes«.
«Me di cuenta que no podía avanzar y que el mar me tiraba más adentro, entonces nadé hasta una boya para que nos podamos agarrar. Lo intenté calmar, pero él me decía que se iba a morir, que estábamos en el cielo«.
Y allí, en medio del mar agitado, el niño dijo una frase que resonaría en todo el mundo: «Me dijo ‘pensé que no me ibas a rescatar porque era negro‘ y me partió el alma. La vi muy complicada, pero los ojos del nene me daban mucha fuerza y mucha fe«.
Mientras tomaban aire en la boya, se acercó una lancha de la guardia costera, pero increíblemente no los subieron a la embarcación: «Nos tiraron un salvavidas. Le pedí que por favor nos subiera a los dos y nos sacara en la lancha, pero no quisieron porque decían que el mar estaba muy movido. Les pedí que no nos quitaran la vista de encima y lo remolqué con el salvavidas».
A pesar de la oscuridad, el mar movido y la corriente que empujaba con fiereza hacia adentro, Macarena y el niño lograron llegar a la playa: «Pude llegar, las fuerzas para salir me las dio él«.
«Lo tapé y le medí el pulso porque no sabía cuánta agua había tragado. El nene me dijo ‘me salvaste la vida’. A todo esto el tío estaba borracho tirado contra la sombrilla, ni se movió«, explicó, indignada.
A pesar de que su labor terminó allí, un vínculo se generó entre Macarena y el niño de 10 años: «Le pedí a mi empresa que consiga el contacto del nene porque quería hablar con él, enseñarle a nadar para que entre en confianza de nuevo con el agua».
Y así fue. Dos días después del rescate, el propio chico fue a la playa especialmente a buscarla a Macarena: «Nos reencontramos, fue hermoso», contó la rosarina. «Traje la pelota de vóley porque sé que te gusta jugar», fueron las primeras palabras del niño en su reencuentro.
«Le enseñé a jugar al vóley, nos morimos de risa. También estuvimos nadando juntos. Yo estaba muy feliz de verlo, fue muy lindo», contó.
Macarena cumplió su deber con una valentía y una entereza notables. Por eso, sobre ser rescatista explicó: «Esa sensación de entregar tu vida sin saber ni quién es, es muy loca, pero te sale de adentro. Tuve miedo pero sabía que lo iba a sacar».
Pero, remarca que no le gusta que le digan heroína: «Sólo fui un ser humano ayudando a otro que lo necesitaba«. Y concluyó enviando un mensaje para su familia y amigos: «La mayor caricia fue el cariño que me dio toda la gente hermosa que me rodea, estoy muy feliz».