En febrero, se conocieron imágenes de cómo un centenar de cetáceos estaban encerrados en piscinas de dimensiones pequeñas en Rusia. Algo que se conoció como la «prisión de ballenas» y el mundo entero de estremeció. A raíz del escándalo que se generó, desde Moscú se comprometieron a encontrar una solución a ello.
A cinco meses de esas escenas, Rusia liberó en el mar de Ojotsk, al norte de Japón, a dos orcas y seis belugas, las primeras del grupo de cetáceos. La operación fue larga y delicada, y consistió en un viaje en camiones y barcos de seis días y 1800 kilómetros, detalló el sitio Euronews.
«Creo que hemos elegido la opción más segura. La operación fue un éxito a pesar de todos los obstáculos a los que nos enfrentamos. Hubo una tormenta en la bahía en la que íbamos a liberar a las ballenas», explicó Kirill Kolonchin, del Instituto ruso de investigación oceanográfica.
El resto de ballenas serán devueltas al mar en operaciones similares a lo largo de los próximos cuatro meses. Cada una de ellas, llevará un dispositivo GPS para poder seguir su ruta.