El submarino ARA San Juan sufrió desperfectos durante varias horas, lo que derivó en una implosión y la nave ahora yace en el fondo del Mar Argentino, determinaron los tres expertos de la comisión investigadora y ad honorem que creó el Ministerio de Defensa, publicó el diario La Nación.
Así surge del borrador del informe final que será entregado a fin de mes al ministro de Defensa, Oscar Aguad.
Según el texto, comenzó con un incendio en el tanque de baterías ubicado en la proa.
El incidente habría sido provocado por la entrada de agua a través del snorkel.
El temporal del 14 de noviembre era desde el sudoeste, es decir que el submarino en superficie debía navegar hacia el noreste para que las olas vinieran de popa y afectaran menos la navegación.
El incendio obligó a que el ARA San Juan saliera a superficie, de noche, y en medio de una tormenta.
Controlar ese incidente, sacar el humo y el hidrógeno podría haber llevado horas, en la oscuridad y con clima hostil.
Según el reporte, cuando se pudo controlar (aunque sea parcialmente) la situación, se decidió ir a inmersión con intención de navegar hacia Mar del Plata y seguir trabajando en las reparaciones.
A partir de allí, el algún momento se habría reavivado el incendio o desatado uno nuevo.
Otra vez a oscuras y ahora con la tripulación cansada, una nueva explosión podría haber generado descontrol.
Ante esa situación, se perdió o se vio afectado el «sistema de gobierno» de la embarcación, que se habría ido hasta el fondo.
Cabe destacar que, a la hora de salir a superficie, no se tiene en cuenta la profundidad del mar en ese sector porque no se imaginaba que pudiera ocurrir una falla que dejara al submarino sin control.
Para los expertos, la explosión que se detectó, en realidad fue una implosión y el abollamiento del casco por la presión del agua.
Los miembros de la comisión son los contraalmirantes Adolfo Trama y Alejandro Kenny y el capitán de navío Jorge Bergallo, quien además es el padre de Jorge Ignacio Bergallo, uno de los 44 tripulantes del ARA San Juan.
La primera definición alcanzada por los expertos fue que el submarino estaba en condiciones de navegar sumergido con seguridad.
Esto surge de los informes del mismo comandante y de las inspecciones efectuadas por la Armada.
Ninguna de las pruebas que se efectuaron antes de salir a navegar – tal como se hace con los aviones antes de iniciar un vuelo- evidenciaron señales de alerta o sistemas que funcionaran mal.
No presentó ninguna falla ni en la navegación de julio ni en los 20 días de iniciada la misión hasta el 15 de noviembre.
Para los expertos, y según se indicó en el informe que llegará a las manos de Aguad, los submarinistas «no hubieran corrido el riesgo de salir a navegar en inmersión en Ushuaia con invitados y autoridades si hubiera existido la posibilidad de algún accidente o evidenciar alguna falla».
Por eso, descartaron como causal del hundimiento fallas de mantenimiento o de la reparación de media vida.
Luego descartaron «completamente» que haya sido embestido por otro barco estando en superficie.
Para la comisión, si eso hubiese ocurrido, se habría hundido la otra nave en lugar del submarino, ya que el casco es muy duro para soportar grandes presiones de agua y explosiones durante una eventual guerra.
Además, hubieran aparecido en la superficie del mar numerosos elementos de ese barco.
La tercera opción descartada fue que el ARA San Juan haya sido torpedeado por otro barco o submarino.
Determinaron que no se registró ninguna explosión equivalente y recordaron que la Armada hizo en diciembre último una prueba con explosivos similares a un torpedo.
Sobre el documento que la Jefatura de Gabinete envió a Diputados con coordenadas cercanas a las Islas Malvinas, sostuvieron que no son posibles porque siempre navegó dentro de la zona de exclusión.