El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, auguró ayer un mayor apoyo de los latinos para su reelección en 2020 gracias a su dureza con relación a Cuba y Venezuela, y a su determinación para detener la inmigración ilegal.
Dos días después de lanzar en Orlando, Florida, su campaña para un segundo mandato, Trump dijo que busca el voto latino y aseguró que mejorará su desempeño electoral con esta minoría, la mayor del país, con respecto a las presidenciales de 2016.
«Creo que me va a ir mucho mejor esta vez», dijo en una entrevista con «Noticias Telemundo», la primera que concede a un medio hispano en Estados Unidos desde que llegó a la Casa Blanca.
Para Trump, el ser «muy, muy duro» con los gobiernos de Cuba y Venezuela, autodenominados socialistas y considerados «dictaduras» por Washington, le dará sus frutos.
«Nadie ha sido como yo en Cuba. Y vamos a conseguir que Cuba funcione correctamente. No de la forma en que lo hizo Obama, que fue un desastre que yo revoqué», afirmó en alusión al intento de normalización del vínculo con La Habana iniciado por su antecesor, Barack Obama.
Trump dijo que «ama» a los cubanos en Miami, bastión de los exiliados de la isla tras la revolución liderada por Fidel Castro en 1959, y a los venezolanos asentados en el sur de Florida, especialmente en la ciudad de Doral, tras la llegada al poder en 1999 del hoy fallecido expresidente Hugo Chávez.
«El pueblo de Venezuela es genial, pero ha sido diezmado por estos dos personajes tan horribles», señaló sobre Chávez y su delfín, el actual presidente Nicolás Maduro.
También aseguró que muchos creen que su gobierno ha sido «demasiado duro» con Venezuela, pero según él, no lo fue lo «suficiente». Trump fue el primero en reconocer en enero como presidente interino de Venezuela al jefe del Parlamento controlado por la oposición, Juan Guaidó. Pero casi cinco meses después, Maduro sigue aferrado al poder.
«Es un proceso», se limitó a responder sobre esto Trump, que ha repetido hasta el cansancio que «todas las opciones están sobre la mesa» con relación a Venezuela, pero no ha hecho ningún avance concreto de intervención militar.
Firmeza en la frontera
La entrevista fue conducida por el periodista cubano- estadounidense José Díaz-Balart, a quien en 2015 el entonces candidato Trump le negó hacerle una pregunta en una rueda de prensa por recordarle que muchos hispanos se habían ofendido con sus afirmaciones de que los inmigrantes mexicanos eran «violadores y asesinos».
«Ya terminaste», le dijo en esa oportunidad Trump a Díaz- Balart, presentándolo como un ejemplo de los medios de comunicación que malinterpretaban sus comentarios.
Este jueves, Díaz-Balart, que es hermano del actual congresista republicano Mario Díaz-Balart (ambos son sobrinos políticos de Fidel Castro), le preguntó a Trump sobre los latinos que temen su retórica antiinmigración, más aún después de su amenaza de deportar a millones de indocumentados.
«Ellos quieren que yo lo haga. Estan aquí ilegalmente», replicó Trump. «No quieren perder sus trabajos. Quieren mantener sus salarios, sus salarios altos. Y no quieren el crimen», añadió, advirtiendo sobre el ingreso de la pandilla Mara Salvatrucha (MS- 13).
Díaz-Balart le respondió diciendo que la mayoría de los inmigrantes indocumentados no son miembros de la MS-13, y que las madres que llegan con sus hijos a la frontera no son pandilleras.
«Estoy de acuerdo. Pero si lo es uno de cada cien, es demasiado», dijo Trump. El presidente también dijo que no fue él quien implementó la separación de padres migrantes de sus hijos menores: «Obama fue quien separó. Yo soy quien emitió un decreto para reunir a padres e hijos».
Según Trump, subió 17 puntos porcentuales en las encuestas de opinión entre los hispanos debido a su política de «cero tolerancia» sobre la inmigración ilegal. «Los hispanos quieren dureza en la frontera», afirmó.
México, «un amigo»
Trump, que hace tres semanas amenazó con gravar todas las importaciones de México acusándolo de no frenar el creciente flujo migratorio hacia Estados Unidos, destacó el «gran trabajo» en los últimos días del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, con quien dijo que se reuniría.
Ahora México es «un amigo», dijo Trump riendo. «México ha estado genial durante la última semana y media. Han cumplido el acuerdo. Si no fueran geniales, les pondría aranceles», prometió.
Trump descartó que México esté haciendo el «trabajo sucio» de Estados Unidos al devolver a los migrantes centroamericanos a sus países. «México no necesitaba que millones de personas atravesaran su país, ¿de acuerdo?», dijo, asegurando que con el acuerdo alcanzado ambos países ganan.