Científicos chilenos alcanzaron los 8.081 metros de profundidad con una nave no tripulada en la Fosa de Atacama, que jalona parte de la costa de Chile y el sur de Perú, en un «hito» plasmado en un documental presentado este martes.
El documental «Atacamex, explorando lo desconocido», del director Julián Rosenblatt, presentado este martes en la Universidad de Concepción (sur), plasma una hazaña inédita para la investigación chilena.
«¡Es más fácil poner un instrumento exploratorio en la luna que en el fondo del mar!», dice a la AFP el jefe de la investigación, Osvaldo Ulloa, director del Instituto Milenio de Oceanografía de Chile, quien pilotó esta expedición a los fondos marinos hace un año.
«Es una historia emocionante que nos trae un mundo extraño y desconocido a la superficie, especies marinas que habitan profundidades impresionantes nunca antes descritas son parte de esta aventura del conocimiento», dice Ulloa.
El batiscafo, de 5 metros de alto y dos de ancho, construido en Chile con asesoramiento de ingenieros estadounidenses, se demora unas tres horas en tocar el fondo de una de las 30 gigantescas fosas del planeta, dotado con cámaras y una red para captar animales del fondo marino.
Además de hacer observaciones de temperatura, salinidad y colectar agua a más de 8.000 metros de profundidad, los investigadores se llevaron «sorpresas», como que la actividad biológica en este «Everest de los mares» es «mayor de la que sospechábamos».
«Tenemos evidencia de que hay especies nuevas» en este mundo de oscuridad, donde «no hay luz pero las especies tienen desarrollada visión», explica Ulloa.
La mayor profundidad a la que han encontrado peces es a 7.500 metros. Más allá se encuentran anfípodos, una especie de crustáceos o camarones grandes, cartilaginosos ya que a esa presión no pueden formar huesos, de naturaleza carroñera.
Es la primera vez que se llega a la parte más profunda del fondo de la Fosa de Atacama, frente a la ciudad de Antofagasta (norte). Esta hazaña es doble, pues también es la primera ocasión que se llega al fondo de la fosa y lo realizan chilenos con medios propios.
«Este tipo de expediciones las hacen los países ricos. Para nosotros ha sido un hito», dice Ulloa, quien considera que el océano profundo es la «última frontera que nos queda por descubrir».
De las 30 fosas que se han documentado en los mares del mundo, la mayoría en el Océano Pacífico, la más profunda es la de las Marianas, con 11 km de profundidad, hasta donde llegó el «Trieste», un batiscafo tripulado en 1960.