Desde hace unos años, un grupo de voluntarios coordinados por Guillermo Cabruja lleva adelante un programa de alfabetización para internos que derivó en una biblioteca dentro de la Unidad Penitenciaria de Av. Francia al 5200. CLG te cuenta de qué se trata y cómo funciona.
Por Diego Carballido
La Unidad Penitenciaria Nº6, ubicada en Avenida Francia al 5200, alberga a unos 500 reclusos. Desde hace unos años, un grupo de voluntarios coordinados por Guillermo Cabruja lleva adelante un programa de alfabetización para internos que derivó en la necesidad de tener una biblioteca propia puertas adentro.
«La biblioteca surgió como resultado de la primera promoción de jóvenes alfabetizados en situación de encierro y como parte del proyecto que lleva adelante el centro cultural QTP» contó Cabruja a CLG.
Con el objetivo de obtener libros donados fue que organizaron la campaña “Mi primer libro” y de esa manera pudieron hacerse de unas 2.000 publicaciones. «Salimos a pedirle a la ciudadanía libros que consideren importantes leer en situación de encierro» explicó Cabruja. La gran respuesta que tuvo la campaña fue el puntapié para el nacimiento de la biblioteca “Obispo Federico Pagura”.
Cabruja explicó que el nombre responde a que Pagura, «acompañó desde el inicio en la alfabetización. Además, por su historia de vida, por su defensa de los derechos y porque era evangélico, un mundo desconocido para nosotros». Cuando se realizó la apertura formal de la biblioteca, convocaron a líderes religiosos de todos los credos de la ciudad, «fue adentro de uno de los pabellones donde hicimos una fiesta para homenajearlo a Federico» contó Cabruja.
Actualmente, este proyecto dentro de la Unidad Nº 6 tiene contacto con instituciones educativas y bibliotecas populares para recibir asesoramiento sobre cómo llevar adelante el espacio. “Siempre hacen falta voluntarios que puedan ayudar con algunas de las tantas tareas que requiere una biblioteca” compartió Cabruja.
Con un carro de supermercado, los internos designados recorren los 11 pabellones repartiendo libros y atendiendo a los pedidos. «Tenemos 11 responsables, uno por cada pabellón, quienes toman las inquietudes y tratan de conseguir los pedidos de libros de los internos» explicó Cabruja y aseguró que «la idea es motivar y asesorar a los internos con respecto a las lecturas. Y ordenar, en una biblioteca siempre hay que ordenar».
Todos los martes se realizan reuniones de los delegados de los pabellones para realizar una experiencia de taller donde «se habla, se cuentan historias y se escribe. Lo cual derivó el año pasado en un fanzine” dijo Cabruja.
«Es una biblioteca funcionando en los más profundo de la sociedad. Porque si buscas las desigualdades las vas a encontrar ahí», analizó Cabruja y afirmó: «Estos pibes son todos víctimas del neoliberalismo» al referirse a los internos.
Según su experiencia, muchos de los que transitan por este espacio son jóvenes para los cuales “el sistema les ofrece rápidamente dos opciones: la muerte como soldadito en el narcotráfico o la cárcel”
«Es bueno identificarlos como víctimas porque una persona de 30 años que aprende a leer y escribir, para después escribir sus poemas y participar de un libro; al mismo tiempo que le enseña a sus compañeros a leer y escribir. Ese tipo también es un héroe, porque está volviendo de una guerra en la que estuvo peleando y no se dio cuenta» detalló Cabruja, y agregó que cada vez que un voluntario se suma a este proyecto le pregunta: «¿A cuántas personas les cambiaste la vida? Bueno, acá le vas a cambiar la vida aunque sea a uno. Nosotros no vamos por la cantidad, aunque sea queremos ayudar a uno».
En la mayoría de las unidades penitenciarias, un muy alto porcentaje de los internos tiene terminada, como máximo, la primaria. «Decime si no tiene relación la falta de instrucción pública con la delincuencia. Cuando se dice: eligen robar, en realidad no tienen elección. No existe opción cuando no tenés la herramienta de la palabra y perdés el poder de la comunicación. Al no poder comunicarte, terminas siempre peleando» explicó Cabruja y advirtió: «¿Qué sociedad vamos a construir si muchos pibes no tienen la palabra?»
«Estamos acostumbrados a preguntar ¿Cuántos gendarmes necesitamos para vivir en paz? Yo no tengo idea cuántos gendarmes, pero sí te puedo decir cuántos maestros necesitamos» refexionó. Y agregó: «Estamos convencidos que se puede transformar una sociedad con más educación».
La biblioteca “Obispo Federico Pagura” está abierta a la colaboración de todos aquellos que quieran participar como voluntarios de este proyecto. El contacto con Guillermo Cabruja es a través del celular: 341-5215824.