Marcelo Cogno, secretario de Producción y Empleo, contó a CLG la difícil situación que atraviesa la ciudad y destacó que el futuro es más que desalentador
Por Santiago Ceron
La ciudad santafesina de Cañada de Gómez, ubicada a 70 kilómetros de Rosario, ha sido el principal polo de la fabricación de muebles durante las últimas décadas. Tan así, que en 2018 fue decretada por ley la «Capital del Mueble». Pero, actualmente su industria atraviesa una situación dura por la crisis económica que atraviesa el país: decenas de fábricas cerradas, miles de empleos en riesgo y un futuro que no parece dar respiro.
Como ha pasado en prácticamente todas las industrias del país, el aumento desmedido de tarifas, los insumos dolarizados y la profunda caída del consumo han provocado el cierre del 30% de las fábricas de muebles de esta ciudad, lo que ha dejado a miles de familias en la calle y miles más con incertidumbre de lo que pueda pasar con su empleo.
CLG dialogó con Marcelo Cogno, secretario de Producción y Empleo de Cañada de Gómez, quien puso en palabras la angustiante realidad que interpela a toda la localidad: «Hay muy pocas expectativas, todos están intentando sostener lo que tienen y tratan de no cerrar las fábricas. Pero, por lo que vengo charlando a diario, está muy difícil».
«Estamos vendiendo la mitad que hace unos años y tenemos más del 50% de capacidad instalada ociosa«, agregó, consternado. «Llega un momento donde no podés ni alcanzar un equilibrio», indicó.
Cogno estableció un momento claro en donde comenzó la debacle: «Hasta 2015 tuvimos un crecimiento constante, tuvimos muy buenos años como 2012 o 2013″. Según contó, una única fábrica hacía 23.000 placares por semana, todos destinados al mercado interno. «Se trabajaba nueve horas por día de lunes a viernes y los sábados cuatro horas».
«En 2016, con Macri en el gobierno, se abrieron las importaciones y eso nos liquidó. Liberaron el mercado al realizar una apertura indiscriminada de las importaciones, por lo que pasamos a compartir el 100% del mercado con los productos importados. Dentro de todo ese año nos pudimos defender porque las tarifas todavía no se habían disparado y el poder adquisitivo de la gente no estaba tan golpeado», subrayó.
Si bien en 2016 tuvieron espalda para sostener los embates, al año siguiente la presión fue demasiado: «En mayo de 2017 se empezó a notar la recesión y en julio el mercado interno cayó estrepitosamente, cuando nosotros dependemos 100% del mercado interno«.
A partir de ese punto la producción de muebles en Cañada de Gómez, otrora muy activa, sufrió una depresión que hoy está en un punto crítico por la suba de tarifas, la caída del consumo y la devaluación: «Las fábricas empezaron a reducir sus horarios, muchas iniciaron procedimiento de crisis y varias de ellas cerraron».
«En 2015 teníamos 115 fábricas de muebles, hoy quedan alrededor de 80«, detalló. Y el cierre de fábricas no golpea sólo a las empresas, sino a todo la ciudad: «Teníamos casi 3.000 personas que dependían directamente e indirectamente de la industria. Hoy quedan 1.000 personas dentro de las fábricas».
«Antes no alcanzaba ni con las horas extras para satisfacer la demanda, pues algunos muebles se tercerizaban a talleres pequeños, pero luego ellos fueron los primeros que cayeron. Después cerraron las fábricas más pequeñas, que son manejadas por familias que hoy quedaron desempleadas», relató. Y añadió: «Lo que más te da bronca es que es gente que hizo los deberes, que con la plata que ganaban mejoraban el empleo, pero el Estado no las acompañó para nada. Si esas familias hubiesen puesto esa plata en la timba financiera hoy estarían mejor«.
El presente es desolador, pero el futuro no se muestra alentador: «Necesitamos generar mercado, pero con los salarios y las tarifas que tenemos es imposible, sumado a que los muebles no son un producto de primera necesidad. Además se paró la construcción, y eso nos quita expectativas».
Cogno contó que han buscado por el lado de la exportación: «Hemos viajado a Paraguay, Uruguay y Bolivia para generar otros mercados y exportar, pero es complicado».
La «Capital del Mueble» produce la mitad de lo que puede, y eso se explica lisa y llanamente en la situación económica del país, que golpea ferozmente a las industrias nacionales.