En el marco del Día Mundial de la Enfermería, organismos nacionales e internacionales advirtieron esta domingo que la Argentina tiene 3,8 enfermeros cada 10.000 habitantes, una de las tasas más bajas de la región. Según los organismos, «el mínimo debería superar los cuatro profesionales cada 10.000 personas».
La estadística pertenece a la Federación Argentina de Enfermería (FAE), la Asociación de Enfermería de Capital Federal (Aecaf) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Según datos de 2018 del Sistema de Información Sanitario Argentino (SISA), en la actualidad son 179.175 las personas matriculadas en el campo de la enfermería.
De ese total, 19.729 (11,01%) son licenciados, que es el grado mayor de formación, mientras que 73.373 (40,95%) son técnicos y 86.073 (48,04%) auxiliares, que son quienes tienen menor formación, ya que cursan carreras de un año.
En tanto, la OPS señaló que Chile es el país con mayor cantidad de enfermeros, con 22 cada 10.000 habitantes, seguido de Uruguay, con 18,9; Paraguay, con 14,6; Brasil, con 7,1, y Bolivia, con 5,1.
«El panorama es alarmante. Según datos de la OPS, en Argentina la proporción de enfermeros por médico es de 0,56, cuando la meta propuesta es de, al menos, un enfermero por cada médico. Quince países (34%) de América Latina, entre ellos Argentina, aún no cumplen ese objetivo», señaló Etelvina Paniagua, directora de la Escuela de Enfermería del Hospital Alemán.
Por su parte Silvia Santulli, jefa del Departamento de Enfermería de ese centro de salud, destacó la importancia de «trabajar activamente en estrategias que aumenten la oferta de profesionales, como mejorar su retribución asistencial, gerencial y promover su estatus social».
Asimismo, la enfermera de Pediatría del Instituto Dupuytrén, Alejandra Ruz, quien ejerce desde hace 23 años, recordó que la nueva ley que regula el servicio de salud en Buenos Aires, aprobada en noviembre de 2018 y que modifica la norma que regía desde 1986 mediante la ordenanza 41.455, «no los reconoce».
«La nueva norma nos deja por fuera de la ley de profesionales de la salud de la ciudad de Buenos Aires, lo que es una gran contradicción, ya que las enfermeras brindamos a los pacientes el 80% de la atención que reciben«, se quejó Ruz.
La norma aprobada en 2018 publica un listado de las profesiones amparadas, donde no figuran los licenciados en enfermería ni tampoco carreras como licenciatura en instrumentación quirúrgica o bioimágenes.
En ese sentido, Ruz apuntó que «no sólo no se los reconoce», sino que además la norma los afecta económicamente, ya que «si estuvieran dentro de la ley ganarían entre 15.000 y 20.000 pesos más y podrían concursar por cargos, como direcciones de clínicas o hospitales».
«Quieren que siga habiendo enfermeros baratos y médicos municipales para mantener su modelo hegemónico, pero los enfermeros ya no somos colaboradores del médico, sino que trabajamos a la par y somos parte importantísima del equipo interdisciplinario de salud», enfatizó la profesional.
Por su parte César Latorre, delegado del Hospital Italiano, opinó que la efeméride «debería aprovecharse para algo más que un saludo».
«En el día internacional de la enfermería es esencial que afloren las verdaderas necesidades del colectivo. Hoy en la Argentina su peso sigue sin reconocerse tanto en su rol social como en su participación profesional y gremial, y esa es una contradicción que se debe subsanar», afirmó en diálogo con esta agencia.
Andrea Ramírez, enfermera y ex delegada del hospital Ramos Mejía, recordó que mañana habrá actividades para conmemorar la fecha. «Desde el mediodía haremos una jornada en la Plaza de Mayo para reclamar que se nos reconozca como profesionales de la salud», convocó.
Ramírez contó que eligió esa profesión porque su madre, que tiene 81 años, es también enfermera. «Nací en el hospital y es la profesión que elegí con el alma. El único homenaje que queremos en nuestro día es ser reconocidos y que se nos pague lo que corresponde«, se quejó.
La profesional describió que su salario como jefa de Enfermería y con 21 años de antigüedad es de 31.000 pesos. «Un enfermero que recién ingresa cobra menos de 20.000, y eso no alcanza. Además, la mayoría de las enfermeras somos mujeres y muchas veces jefas de hogar, lo que hace que la situación sea más precaria aún», completó.