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Alta Gracia

Con gusto a inclusión: una heladería armó una carta con pictogramas


El lenguaje es una de las herramientas más importantes para poder lograr una mayor inclusión. Y así lo demuestra una heladería de la ciudad de Alta Gracia (Córdoba) que cambió sus maneras de comunicar sus servicios y productos para que sea accesible para personas con trastornos del espectro autista (TEA). Los dueños, inspirados por su hija, Sofía Moroni (22), quien estudia Psicomotricidad y es acompañante terapéutica, incorporaron un menú de gustos y propuestas con pictogramas.

“Hablamos de inclusión, pero no se hace inclusión y me parecía necesario. Los cambios van a ir surgiendo en la medida en que la sociedad va cambiando. En este caso, se pedía inclusión. Entonces, que sea inclusivo en serio”, explicó Sofía al diario La Voz. Sus padres, Matías Moroni y Eva Vitali, acompañaron su idea y lo implementaron en su negocio.

La joven, junto a su novio, Javier Cuñado, trabajaron varios meses en la creación de una carta con pictogramas para generar un sistema de comunicación alternativa para personas con TEA. El menú con esas características está disponible para la población en general, la carta se encuentra siempre arriba del mostrador, disponible para cualquier persona.

La carta muestra sus productos a través de dibujos, como los de helados con diferentes recuadros, también palitos o cucuruchos. “El diseño de los sabores fue de lo más difícil. Tuvimos que hacer y rehacer”, recordó Cuñado. Fueron utilizados pictogramas universales para que todos puedan entenderlos y tuvieron en cuenta que la cantidad de información no sea mucha por hoja.

Para explicar el sabor banana split, un dibujo de un helado está acompañado por tres ilustraciones más: una banana, un tarro de dulce de leche y un chocolate. Además, hay una sección con cafetería, que muestra distintos tamaños de tazas, por ejemplo.

Este método les ha servido también para que turistas extranjeros que no hablan español pudieran acceder a elegir sus gustos de helados con sólo señalarlos. También es útil para personas sordas o con niños que no saben leer. “Sirve para chicos que quieren ser autónomos en su hacer y deciden usarlo”, explicó Sofía.

Se trata de una única carta para todos, con un diseño universal. No hay una carta para personas ‘comunes’ y otra para personas con discapacidad. Eso es inclusión de verdad”, señaló.

Romina Zejdlik, presidenta de la Fundación por la Inclusión Plena y autora del libro Transformar el vuelo-Relatos de una mamá TEA,  también colaboró con ideas en el diseño del lugar. “Creo que es un puntapié para que otros comercios se sumen con acciones inclusivas y accesibles, desde poner rampas hasta implementar cartas con pictogramas para personas que usan sistemas alternativos de comunicación”.

El local, diseñado desde la inclusión

Además del menú con pictogramas, en la heladería Carmella también podemos encontrar una rampa de acceso para personas con discapacidad motriz o  las llamativas imágenes en la entrada a los baños: un dibujo de un nene haciendo pis y otro de una niña sentada sobre el inodoro.

El papá de Sofía le preguntó si era necesaria tanta “literalidad” y ella, sin dudarlo, le dijo que sí, de acuerdo a su propia experiencia con un paciente y teniendo en cuenta que uno de los rasgos de los niños con TEA es la necesidad de lo literal, ya que suele costarles más el lenguaje hablado.

Desde la heladería, evalúan incorporar pronto otras formas de inclusión, como el sistema braille, para no videntes.

“Muchas personas con autismo responden mejor a los estímulos visuales que a los auditivos. Entonces, los pictogramas se convierten en herramientas clave porque la palabra por sí sola es difícil de comprender; pero si va acompañada de una imagen, esta funciona como referente fundamental para que esa persona comprenda el mensaje o, en este caso, para que elija qué helado o producto quiere”, detalló Zejdlik sobre la base de su experiencia como mamá con hijo con TEA, y agregó: “Me pasa muchas veces con Lázaro que, cuando le hablo o le hago una pregunta verbalmente, me responde de una manera poco clara, pero si le muestro una foto o pictograma, su pronunciación es mucho más acertada».

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), uno de cada 160 niños padece algún tipo de trastorno del espectro autista. Este término genérico abarca afecciones tales como el autismo, el trastorno desintegrador infantil y el síndrome de Asperger. Tienen dificultades en la comunicación y en la interacción social y por un repertorio de intereses y actividades restringidos y repetitivos