Por Sajjad Tarakzai (NA).
El aplazamiento sin fecha de una reunión prevista este fin de semana en Doha, la capital de Catar, entre representantes de los talibanes y del gobierno afgano frustró las esperanzas de avanzar hacia la paz en Afganistán. Las dos partes no lograron ponerse de acuerdo sobre el número de delegados que el gobierno quería invitar a las negociaciones.
En 2018, el número de víctimas en el país alcanzó los 3.804 muertos, según la ONU. Otros 45.00 miembros de las fuerzas de seguridad afganas murieron desde 2014. Y los insurgentes controlan o reivindican la mitad del país. «Este aplazamiento lamentable es necesario para lograr un consenso sobre quién debe participar en la conferencia», dijo Sultan Barakat, del Center for Conflict and Humanitarian Studies, que organizaba el encuentro. «Está claro que el momento propicio no llegó» para la reunión, a pesar de los «esfuerzos incansables y bien intencionados» desplegados por las dos partes, añadió en un comunicado.
La administración del presidente afgano Ashraf Ghani anunció el martes una lista de 250 delegados, incluyendo responsables del gobierno, que querían que participaran en la reunión, prevista en Doha a partir del sábado 21 de abril. Pero los talibanes se burlaron de la iniciativa, asegurando que no era «normal» y que no irían a una reunión con tanta gente, según Zabihulá Muyahid, un portavoz de los insurgentes.
La conferencia «no es una invitación a una boda o a una fiesta en un hotel de Kabul», dijeron los talibanes. Por su parte, las autoridades afganas imputaron el aplazamiento al gobierno de Catar. Según un comunicado el viernes de la presidencia afgana, Doha rechazó la lista de 250 delegados y sugirió una lista más corta, que Kabul considera «inaceptable».