La cámara baja del Parlamento ruso (la Duma) aprobó este jueves en segunda lectura un proyecto de ley que busca garantizar el funcionamiento del segmento nacional de Internet -la «Rutnet»- en el hipotético caso de que el país euroasiático quedara aislado de la red global.
El texto, que había sido aprobado en una primera lectura en febrero, contó con 320 votos a favor y 15 en contra, y se someterá a una tercera lectura para después pasar al Senado y luego ser promulgado por el presidente, Vladimir Putin, informaron medios locales.
La iniciativa, que apunta a reforzar la soberanía tecnológica de Rusia, prevé que los servicios online sigan funcionando incluso en una hipótesis de conflicto bélico, en la que potencias extranjeras intentaran cortar la conectividad del país.
En concreto, Moscú busca «garantizar el funcionamiento confiable del segmento ruso de la Red Global» en «casos de fallas en la infraestructura de Internet fuera de Rusia», según se desprende del texto aprobado en febrero, al que accedió Télam.
Para eso, propone enrutar el tráfico web ruso a través de servidores instalados dentro de las fronteras nacionales y controlados por las autoridades estatales, además de construir un sistema nacional de nombres de dominio (DNS).
Para garantizar la seguridad de la «Rutnet» el gobierno creará un centro de análisis y gestión de redes de comunicación, que dependerá del organismo que regula los medios de comunicación, el Roskomnadzor. Entre otras funciones, este organismo inspeccionará el tráfico que circule entre los rusos para ocasionalmente asegurarse de que no se redireccione a través de servidores extranjeros, y también podría bloquear el contenido prohibido.
Este último punto despertó la alarma entre la oposición política y grupos defensores de los derechos humanos, que ven allí una maniobra para censurar la disidencia y restringir la libertad de expresión. Con este argumento, entre 6.500 y 15.000 personas protestaron a comienzos de marzo en Moscú. Tras las manifestaciones, el Kremlin aseguró que su intención no es restringir las libertades de los internautas sino estar preparados ante las amenazas externas.
A finales de febrero, Putín reconoció en declaraciones a medios rusos que es «teóricamente posible» que potencias extranjeras desconecten a Rusia de Internet en caso de un conflicto bélico. «Por eso, nosotros debemos crear tales segmentos que no dependan de nadie», aseguró tras pronunciar su discurso anual sobre el estado de la nación.
Si el proyecto se aprueba en tercera lectura, la ley entraría en vigor en noviembre de 2019, mientras que el sistema nacional de nombres de dominios empezaría a funcionar en enero de 2021. Según el sitio especializado en hardware ZDnet, el Kremlin está trabajando en este proyecto desde hace años, y se propone enrutar el 95 por ciento de todo el tráfico de Internet a nivel local para 2020.