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Vidas aniquiladas por el egoísmo y la voracidad innecesaria y patológica


Por Carlos Duclos

Hace unas horas atrás, Con La Gente Noticias publicó un informe de la cadena noticiosa inglesa BBC Mundo, en el que se hizo conocer un suceso escandaloso: la mitad de la población infantil argentina es pobre y tiene hambre. Basada en estadísticas de Unicef, la nota de la cadena inglesa comienza de esta manera: “Mabel es empleada doméstica y su marido es transportista. Nunca les ha sobrado el dinero, pero hasta ahora siempre les alcanzó para vivir y mantener a su pequeña hija de 6 años. Sin embargo, hoy su situación es muy complicada». «A mi marido ya nadie lo contrata y a mí no me alcanza la plata para llegar a fin de mes», le cuenta la mujer a BBC Mundo. «Hace mucho tiempo que no puedo comprarle fruta a mi hija. El otro día me dijo: ‘Tengo hambre mamá'», relata, con lágrimas en los ojos”. Para trazar un panorama de la realidad argentina no hacen falta más palabras. Esto no lo expresan los medios opositores al gobierno de Mauricio Macri, mucho menos los periodistas y medios aliados que al servicio de intereses propios y foráneos (haciendo culto a “poderoso caballero es don dinero”) guardan cómplice silencio respecto de una situación que es angustiante para muchos y, por supuesto, injusta y cruel.

La humanidad pareciera que, en buena medida, ha perdido el rumbo en el viaje de la vida, ha dejado de ver el verdadero propósito y objetivo final, que es la felicidad de todos, para dejarse atrapar por los cantos de los mercaderes y sumergirse en la prisión del mercado (poder). Las mentiras del poder político en Argentina, capataz del poder económico, son aceptadas por muchos como verdad revelada; las promesas vacuas son consumidas como el alimento de la esperanza; y en muchos casos el odio, el fanatismo y hasta la estupidez ilustrada dan vida a una serie de acontecimientos nefastos que sumen en el padecimiento a millones de seres, es decir a millones de vidas.

Y hay quienes, lamentablemente, todo esto lo dan como normal, como si lo único que importara es la salvación personal desde la renta asegurada por la riqueza, mientras los trabajadores se quedan sin trabajo; los pequeños y medianos industriales hacen malabares para mantener sus emprendimientos, y millones lloran porque no saben que será de sus vidas.

El gobierno de Cambiemos ha demostrado tener una ineptitud sin antecedentes en el lapso que va desde el año 1983 a la fecha. Jamás el país estuvo en una situación semejante. Ya los economistas de fuste advierten que este año (electoral además) la inflación será nuevamente relevante, y los números de los dos primeros meses son inquietantes.

La sociedad argentina, en muchos aspectos, está paralizada, anestesiada, en estado catatónico: no reacciona. No reacciona ni ante la injusticia social, ni ante la ola de delitos, ni ante un estado de cosas que es frustrante y desalentador. Y esta no reacción, que es la antítesis del enojo de otras sociedades que reclaman a veces airadamente contra la injusticia, como la sociedad francesa, es lo que permite a esta corporación de variado signo (de variado signo), al servicio de los neo colonizadores, llevarse todas las riquezas a un precio vil, mientras los argentinos ven morir sus sueños y hasta sus propias vidas.

En este contexto, la movilización de este jueves del MSR y otras organizaciones rosarinas así como personas independientes, constituye la esperanza de la acción en favor de los que sufren, de los que ya han visto sus vidas aniquiladas por el egoísmo, la mentira y la voracidad innecesaria y patológica.