El festival Lollapalooza lleva cuatro ediciones en el país pero aún no encontró techo en cuanto a su masividad. Este viernes arranca la quinta edición, que por primera vez será de tres días, uno más que el año pasado, por lo que calculan que en el Hipódromo de San Isidro se reunirán 300 mil personas a lo largo del fin de semana, 100 mil más que en 2017. Así, la convocatoria multitudinaria vuelve a ser un desafío inédito para la productora y para la Municipalidad de San Isidro, que tienen la responsabilidad de ordenar en torno al predio un movimiento de tantas personas como las que viven en todo ese municipio de la zona norte del conurbano.
La masividad que tiene el encuentro de rock y música alternativa más importante de América revoluciona el distrito en varios sentidos. Por un lado, disparó las reservas de los hoteles de San Isidro, Vicente López y San Fernando, la mayoría completos desde diciembre. A los restoranes de la zona les garantiza una facturación que es el doble de la de cualquier otro fin de semana. Y ya son 250 los taxis de varios municipios de la región que acordaron tener parada en el perímetro del Hipódromo. Por eso, en la Intendencia hablan de un «derrame» sobre la economía local.
Pero la mayor histeria se da en la diagramación del operativo de seguridad y transporte de la multitud, lo que al mismo tiempo busca garantizar tranquilidad en barrios residenciales de los alrededor del Hipódromo que piden que no se repita el caos de tránsito y estacionamiento registrado en las dos primeras ediciones. Son Las Lomas, Ernesto de las Carreras, La Calabria, Parque Aguirre y Martínez.
Por eso, una de las principales medidas es el refuerzo del transporte, con trenes que a partir de las 00.15 y hasta las 3 de la madrugada saldrán cada 15 minutos de la estación San Isidro, ubicada a cuatro cuadras del acceso principal al festival, en Márquez y Santa Fe. Lo harán en sentido a Retiro y con una parada intermedia: Belgrano C. Algo similar harán 12 líneas de colectivo que pasan por la zona y que acordaron reforzar la frecuencia en el mismo horario.
Ocurre que tras la experiencia de las ediciones anteriores, la dificultad para regresar de San Isidro en transporte público es el principal problema y una de las causas por las que muchos visitantes van en auto al festival, pese a que el Hipódromo tiene apenas 4 mil espacios y son para quienes lo pagaron junto a su entrada, por lo que se ven obligados a estacionar en calles residenciales.
El refuerzo del transporte fue acordado por el intendente Gustavo Posse y el Ministerio de Transporte de la Nación. El servicio especial del Mitre ya está diagramado. Mientras que las líneas de colectivo ya fueron notificadas. «Vamos a tratar de sostener el servicio como si fuera un día de semana. La idea es que por la puerta del Hipódromo pasen entre 15 y 20 unidades por hora», detalló Marcelo Pasciuto, presidente de la línea 60.
En la zona desplegarán 120 inspectores municipales, 40 más que en 2017, y ocho grúas. Ordenarán el tránsito, pero también desalentarán el ingreso de autos a los barrios y multarán y acarrearán a aquellos autos estacionados en ochavas, rampas, espacios reservados y accesos a garajes. Esa medida, con su difusión previa, ayuda a desalentar el uso del auto. «Con el municipio venimos conversando el tema desde enero. Nos prometieron que habrá grúas e inspectores en nuestro barrio. Estamos conformes pero expectantes», aseguró Guillermo Alderuccio, presidente de la Unión Vecinal Juan Bautista Alberdi, que nuclea a unas 3000 familias de Las Lomas y Ernesto de las Carreras.
Para garantizar seguridad, habrá 880 policías, 300 más que en la edición anterior. Unos 500 estarán dentro del predio, donde montaron cuatro torres con cámaras. «Se le sumarán 1200 agentes de seguridad privada», detallaron voceros de DF Entertainment, la productora fundada por Diego Finkelstein que tiene a su cargo el desarrollo integral del Lollapalooza. Sobrevolando el área habrá dos helicópteros. Y podrán verse grupos con perros, a la montada y parejas de motos.
Desde la productora aseguran que esperan 100 mil personas a lo largo de cada día. Esa es justamente la capacidad máxima por la que fue habilitado el predio por el municipio, donde remarcan que la superficie destinada al público es de 270 mil metros cuadrados, por lo que la relación es de una persona por cada 2,7 metro cuadrado. En el predio habrá cinco escenarios, por los que se espera que pasen unas 100 bandas, entre las que figuran los Red Hot Chili Peppers, The Killers y Pearl Jam.
El impacto acústico también será medido por el municipio. Buscan cuidar a quienes vayan al festival y también a los que viven en los alrededores, incluidos los pacientes y la comunidad del hospital Central de San Isidro, que se encuentra sobre la avenida Santa Fe, en la misma vereda del Hipódromo. «Los días previos al festival y en distintas horas, medimos los decibeles dentro y fuera del Hipódromo. Durante el evento, haremos lo mismo, con la intención de que si la diferencia supera los 8 decibeles, le pediremos a la productora que baje el sonido», explicó Walter Pérez, subsecretario General de Inspecciones, Registros Urbanos y Tránsito de San Isidro.
El despliegue general que se hará durante cada uno de los tres días supera al que se dispone para un superclásico entre River y Boca. Ocurre que para la Municipalidad de San Isidro es vital que el festival siga creciendo sin sobresaltos. «El festival ubica a San Isidro en el mundo. Por eso aceptamos el desafío de hacerlo», consideró el intendente Posse y aseguró que tras la edición del año pasado relevaron que durante los días de festival la actividad registrada en los restoranes de Santa Fe y Centenario, del Bajo de San Isidro y los más cercanos a Panamericana «creció un 100 %».
Algo parecido ocurre con los alojamientos. En San Isidro, las 478 plazas que tiene el distrito se reservaron desde el año pasado. «Desde que está el festival, la reserva se resuelve apenas sacan a la venta las entradas. Tenemos gente de Mendoza, Córdoba, Paraguay y Uruguay. Vienen por el evento y se quedan entre 4 y 5 noches», aseguró Betina Ruzal, gerenta del Hotel del Casco. Algo similar pasa en Vicente López y San Fernando. Mientras que los departamentos de la zona que se ofrecen en alquiler en Airbnb se muestran ocupados este fin de semana.
Los taxis también entienden que el festival es una oportunidad. Por eso se apostarán unidades de Tigre, San Fernando, Vicente López y San Isidro. «Para evitar problemas es importante aclarar que la bajada de bandera está en $ 28 y que un viaje a Belgrano ronda los $ 180 y uno al centro está $ 250», detalló Alberto Sebastiani, presidente de la Sociedad de Propietarios de Taxis de San Isidro.
Limpieza
Durante los tres días, la Municipalidad de San Isidro afectará 180 personas para mantener limpio el entorno del Hipódromo de San Isidro, con la idea de que la convivencia del festival con los barrios cercanos sea la mejor posible. Ese despliegue se hará desde las 6 de la mañana hasta las 2 de la madrugada del día siguiente, en cada uno de los tres días. Ese personal dispondrá de 10 autos, 2 camionetas, 4 barredoras mecánicas y 2 lavadoras de veredas y calles. Además, se colocaron 100 contenedores diferenciados para basura y reciclables.
Tránsito
Para evitar que automovilistas desprevenidos ingresen a la zona o incluso para guiar a los vecinos que viven en algún barrio cercano, la Municipalidad de San Isidro acordó con los administradores de Waze, la aplicación que informa el estado del tránsito, actualizar constantemente las demoras que haya en las avenidas que rodean el Hipódromo y las calles del área
FUENTE: La Nación