A cuatro días de que el Parlamento británico vuelva a votar sobre su controvertido acuerdo de Brexit, la primera ministra Theresa May pidió públicamente el viernes a los responsables de la UE «un impulso más» que permita la aprobación del texto.
«Del mismo modo que los diputados (británicos) tendrán que tomar una decisión importante la semana que viene, la UE también debe tomar una decisión», dijo durante un discurso en la pequeña localidad de Grimsby, en el noreste de Inglaterra, una ciudad portuaria que votó en un 70% a favor del Brexit en el referéndum de junio de 2016.
Responsables británicos y europeos mantuvieron en los últimos días una nueva ronda de negociaciones que prevén reanudar durante el fin de semana antes del voto decisivo el martes en la Cámara de los Comunes, que en enero ya rechazó masivamente el texto acordado entre Londres y Bruselas.
Pero los contactos entre las dos partes, que Londres calificó de «difíciles», no permitieron, según la Comisión Europea, identificar «ninguna solución» al punto más conflictivo del acuerdo, la frontera irlandesa.
Así, May advirtió al país que si los diputados vuelven a rechazar el texto la próxima semana existe el riesgo de que todo el proceso se vaya a pique. «Podríamos no salir nunca» de la Unión Europea, alertó.
«A los europeos les interesa que el Reino Unido llegue a un acuerdo», aseguró la primera ministra conservadora, recordando las caóticas consecuencias para ambas partes de un eventual Brexit sin acuerdo.
«Estamos trabajando con ellos, pero las decisiones que la Unión Europea tome en los próximos días tendrán un impacto significativo en el resultado de la votación» de los diputados el martes, insistió.