Los obispos convocados en el Vaticano por el Papa Francisco realizaron hoy un «mea culpa» por su responsabilidad en los abusos sexuales de sacerdotes a menores, mientras que la Iglesia de Alemania admitió haber destruido pruebas que incriminaban a curas.
«Hemos protegido a los culpables y hemos silenciado a los que han sufrido el mal. Confesamos que no hemos reconocido el sufrimiento de muchas víctimas, ni hemos ofrecido ayuda cuando la necesitaban», aseguró el presidente de la Conferencia Episcopal española, el cardenal Ricardo Blázquez, luego de que los obispos junto al Papa entonaran el «mea culpa».
Por su parte, durante las deliberaciones de hoy, el el presidente de la Conferencia Episcopal alemana arzobispo de Munich y Frisinga, el cardenal Reinhard Marx, confesó que «los archivos que hubieran podido documentar estos actos terribles e indicar el nombre de los responsables fueron destruidos o incluso no se llegaron a crear».
La histórica cumbre convocada por el papa Francisco en el Vaticano cerró este sábado su tercera jornada de trabajo con análisis de alternativas para dar más «transparencia» a la forma en la que enfrenta el tema, luego de haber analizado en la víspera los desafíos de «credibilidad» y de «rendición de cuentas», antes de la clausura prevista para este domingo.
El tercer y último día de trabajo se desarrolló mientras a pocas cuadras de allí varias decenas de víctimas de abusos por parte de miembros del clero se manifestaron en Roma para pedir «tolerancia cero» contra los agresores sexuales.
«Es necesaria la tolerancia cero para los sacerdotes que han abusado de menores y para los obispos que lo han encubierto: que sean expulsados del sacerdocio inmediatamente», reclamó el miembro fundador de la red Fin del Abuso Clerical (ECA, en inglés) Peter Isely, en diálogo con la prensa durante la protesta.
Otro de los miembros de ECA, el chileno Juan Carlos Cruz, reconoció hoy en entrevista con la agencia de noticias Télam el «cambio muy positivo» que ha hecho el pontífice en su forma de encarar el problema de los abusos.
Por su parte, puertas adentro de la cumbre, Marx relevó la importancia de «la comunicación al público del número de los casos y de los detalles relativos en la medida de los posible».
El Vaticano, hasta esta cumbre, ha mantenido un férreo silencio sobre ese tipo de estadísticas al punto que fue la revista italiana L’Espresso quien reveló hoy que desde 2013 se recibieron unas 2.200 denuncias de sacerdotes abusadores.
«Los principios de presunción de inocencia y protección de los derechos personales y la necesidad de transparencia no se excluyen mutuamente», agregó Marx, que es miembro del comité asesor del Papa para la reforma de la Curia conocido como C6.
Para el obispo «es precisamente lo contrario. Por un lado, un procedimiento transparente, regulado de manera clara y definida, garantiza que se den los pasos correctos antes de que aquellos que deben pronunciar la sentencia lo hagan».
En esa línea, la religiosa nigeriana Veronica Openibo reclamó hoy que la Iglesia sea «más directa, transparente y valiente» en la lucha contra los abusos sexuales.
«La pregunta hoy tiene que ver más con cómo afrontar la cuestión de los abusos sexuales sobre los menores en modo más directo, transparente y valiente como Iglesia», planteó.
En su discurso, la religiosa planteó que «el primer paso hacia la transparencia es admitir las violaciones y después hacer público lo que se ha hecho desde los tiempos del Papa Juan Pablo II para sanar la situación».
Si bien el encuentro finalizará mañana sin un documento conclusivo, el Vaticano espera que la cumbre marque «un punto de no retorno» en la lucha contra la pedofilia.