Al cumplirse 80 años de la muerte de Antonio Machado se reavivó en España la polémica en torno al traslado de los restos del célebre poeta español, que descansan en el sur de Francia.
Machado (1875-1939) murió tres semanas después de exiliarse en Francia, en la localidad de Collioure, adonde llegó desde Barcelona cuando esa ciudad iba a ser ocupada por tropas falangistas que respondían al dictador Francisco Franco.
«No podía sobreponerse a la angustia del destierro», sostuvo José Machado, hermano del poeta sobre el motivo de su muerte.
La consejera de Economía de Castilla y León, Pilar del Olmo, afirmó hoy que «si su familia quiere», los restos de Machado pueden descansar «cerca del río Duero», según deseaba el autor de «Campos de Castilla», que vivió 20 años en las ciudades castellanas de Soria y Segovia.
La consejera, así como otras personas favorables al traslado de los restos de Machado, se oponía así al hispanista británico Ian Gibson, quien mostró su oposición a trasladar los restos del poeta: «Está bien en Collioure. ¿Para qué traerlo? Y menos ahora».
Gibson, que acaba de publicar la última biografía del poeta, «Los últimos caminos de Machado», consideró que es importante que su lecho siga allí «para recordar cómo fue de terrible el exilio: cruzaron la frontera mientras aviones ametrallaban a gente inocente que huía, como la ambulancia en la que iba el poeta».
El premier español, Pedro Sánchez, visitará este domingo con motivo del 80 aniversario de su muerte la tumba de Antonio Machado, así como la del presidente de la Segunda República Manuel Azaña, también en Francia, en Montauban.
El objetivo de Sánchez, que también visitará la playa de Argel, donde se levantó un campo de concentración en el que estuvieron muchos exiliados españoles, es rendir homenaje a «la memoria democrática de España».
Nunca antes un presidente español había visitado las tumbas de Machado y de Azaña.