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En nueve años

Por primera vez las consultas por vasectomías superaron a las de ligaduras de trompas


Las consultas sobre vasectomías a la línea gratuita sobre salud sexual de la Secretaría de Salud de Nación superaron en 2018, por primera vez en 9 años, a las que se hicieron sobre ligadura de trompas, según datos suministrados por ese organismo.

El servicio telefónico 0800saludsexual se habilitó en 2010 y el año pasado recibió 580 llamados solicitando información sobre ligadura de conductos deferentes o vasectomía, mientras que fueron 354 los relacionados con ligadura tubaria.

Según el recuento oficial, la tendencia se mantuvo en enero de este año, donde hubo 58 consultas sobre el método anticonceptivo masculino y 27 sobre el femenino.

«El crecimiento sigue y creemos que es gracias al trabajo que venimos haciendo en las consejerías de salud sexual y reproductiva», dijo la ginecóloga Silvia Oizerovich, directora de Salud Sexual y Reproductiva (SSyR) de Nación. La médica explicó de qué se trata la vasectomía: «Es una practica quirúrgica que impide que el espermatozoide llegue desde el pene a la vagina. Se interrumpe el trayecto. No se afecta ni el deseo sexual, ni la erección. Y hay líquido seminal sin espermatozoides».

La práctica para hombres es gratuita en el país desde 2006, cuando entró en vigencia la ley 26.130 que norma el Régimen para las Intervenciones de Contracepción Quirúrgica.

Sin embargo, las cifras oficiales indican que sólo 142 hombres se hicieron una vasectomía en 2017, último dato con el que se cuenta.

El año pasado, el periodista Leonardo Castillo decidió recurrir a este método contraceptivo ya que su esposa convive con trombofilia, perdió tres embarazos y el tratamiento para tener a su segundo hijo fue invasivo y doloroso.

«Ella no puede tomar anticonceptivos ni colocarse el dispositivo intrauterino (DIU), ya que son métodos que liberan hormonas y generan que la sangre se vuelva espesa, lo que repercute negativamente en el cuadro de una paciente con trombofilia», contó.

Luego añadió que «durante años yo usaba preservativos pero me di cuenta que debía dar un paso más en mi compromiso hacia mi pareja, y después de algunas postergaciones decidí operarme. Tengo dos hijos adolescentes y no quiero volver a ser padre».

Para Oizerovich, la práctica no es habitual porque «hay una cultura que hay que cambiar relacionada a que el cuidado anticonceptivo tiene que ser responsabilidad de las mujeres. A medida que vamos tomando los derechos sexuales como derechos humanos, entendemos que una decisión informada y el compromiso de todas las personas, nos hace una mejor sociedad».