Un proyecto que cuenta con la intervención del Conicet y la UBA cambiará la historia del surf en las ciudades argentinas. Se trata de una construcción de un parque acuático de surf que avanza en la ciudad Buenos Aires con tecnología nacional, para poder practicar el deporte sin tener que viajar a la costa atlántica.
«Tendrá una ola cada 15 segundos y de hasta 1,50 metros de alto. Se podrá surfear sin viajar a la costa, será un antes y un después en la historia argentina», afirmó su ideólogo Omar Modini.
Siempre sintió que tenía una especial conexión con el mar aunque recién a los 30 años, hace once atrás, se animó a subir a una tabla luego de escuchar las cautivantes historias de un amigo que siempre iba a surfear a Mar del Plata. Así arrancó, yendo cada vez que podía desde Castelar hasta La Feliz, pero por el frenético día a día moderno, la pasión no es fácil sostenerla cuando el ámbito de tu deporte está a 400 kilómetros de distancia.
«Empecé a sentir el desgaste de los viajes y a preguntarme cómo haría para seguir surfeando viviendo tan lejos del mar. Ahí, justamente, comencé a fantasear con una ola artificial para quienes, como yo, amamos el surf pero nos cuesta viajar regularmente a la costa», explicó.
Aquella primera idea se le cruzó por la cabeza en el 2012 y hoy, tras seis años de mucho trabajo e inversión, empieza a transitar la etapa final del proyecto que podría cambiar (y potenciar) la historia del surf en la Argentina.
El primer paso, en 2013, fue importar desde Estados Unidos una «ola artificial móvil» que se instalaba en un camión con el que recorrieron varios puntos del país, pero como «no cumplía con los objetivos» se pusieron «firmes en traer otra tecnología más avanzada que recién estaba apareciendo, una ola dinámica y más extensa».
Modini, responsable de South Entertainment Group SA, se encontró con el obstáculo insalvable económico para la importación, porque se trataba de varios millones de dólares.
Así fue que, con su equipo, decidió dar un paso novedoso e interesante: contrató como soporte técnico al Conicet y al laboratorio de Fluidodinámica de la Univesidad de Ingeniería de Buenos Aires, dos instituciones que cuentan con científicos e ingenieros de primera categoría mundial con el propósito de desarrollar una tecnología propia, de industria nacional, para la propulsión de olas artificiales.
«Fueron casi cuatro años de destinar recursos propios para comprobaciones y hoy ya estamos en condiciones de construir la primera ola artificial dinámica en el país», sentenció Modini.
«Estamos en la búsqueda de empresarios que decidan invertir a la tecnología argentina y en un caso típico de I+D donde la ciencia y la cultura del surf se unen con un fin específico. Y así poder construir atracciones con olas artificiales de alta categoría que nos permita la práctica del surf en cualquier lugar. Siento que los argentinos tenemos potencial de sobra para demostrar al mundo que somos competitivos e ingeniosos», agregó Modini, quien está asociado con Sacha Wicher.
El plan de ejecución de obra está dividido en cuatro fases. La primera definirá el diseño de la máquina, que generará una prueba de una ola de al menos 1 metro de altura, con un ancho de 3/4 y un recorrido de 80/90 metros. Luego, superado ese test, se ejecutan las siguientes etapas hasta finalizar la construcción.
«Waveseg puede generar olas para la izquierda y la derecha, con multiplicidad de reefs y formas. En una primera etapa, basándonos en estadísticas, construiríamos la primera sección para la derecha, con un recorrido de unos 10 segundos y una generación aproximada de cuatro olas por minuto, con una altura de frente de entre 1m20 y 1m50», explicó quien planea todo para que sea una atracción como sustentable económica y ecológicamente.
Para esto será clave el plan de negocios a aplicar, que se apoyará en lo que se construirá alrededor del sector acuático, algo que puede visualizarse en la web www.seg-sa.com. Habrá un parque con amenities y negocios satélites afines para que la gente disfrute mucho más que de subirse a la tabla de surf.
«Argentina es un país largo y alejado del mar. Y Waveseg puede generar un antes y un después en la historia del deporte. Donde se instale una atracción de estas características el PBI local crecerá y el motor socioeconómico se elevara», amplió Modini, quien ya visualiza su sueño hecho realidad.
«Me imagino a las escuelas incorporando al surf como deporte, los autos entrando al predio con tablas en su techo, los nuevos surfistas emocionados, los que ya surfean evolucionando velozmente y toda una comunidad disfrutando de la cultura del surf», se emocionó.