Un atacante suicida detonó este martes explosivos en una reunión de académicos religiosos en la capital de Afganistán, y al menos 50 personas murieron y 83 resultaron heridas por el ataque justo el día en que los musulmanes del mundo celebran el natalicio de Mahoma.
El insurgente logró infiltrarse en un salón de bodas donde se realizaba el encuentro y se inmoló mientras los académicos religiosos o ulemas honraban a Mahoma recitando lecturas del Corán, dijo el vocero de la policía de la ciudad de Kabul, Basir Mujahid.
Ningún grupo reivindicó el atentado, pero tanto el movimiento integrista talibán, que negó su participación, como la rama afgana del Estado Islámico (EI) han atentado contra clérigos que respaldan al gobierno.
El vocero del Ministerio de Salud, Wahid Majroh, dijo que 20 de los heridos estaban en condiciones críticas, por lo que la cifra de muertos podría aumentar, informó la agencia de noticias EFE. Lugares públicos, restaurantes y otros centros de recreo del país se encontraban hoy repletos para conmemorar el nacimiento de Mahoma.
El presidente afgano, Ashraf Ghani, condenó el atentado perpetrado por «los terroristas enemigos del islam» y lo calificó como «un crimen imperdonable», según un comunicado. «Es un crimen contra el islam y la humanidad (…), los terroristas, una vez más, han actuado en contra de las enseñanzas del profeta», concluyó Ghani.
El gobierno afgano ha declarado mañana día de «luto nacional» en honor a los «estudiosos religiosos y otros compatriotas» que perdieron la vida «en el trágico ataque terrorista».
La misión de la ONU en Afganistán (Unama) también condenó el atentado, que se produjo «cuando comunidades en todo Afganistán celebraban un día de especial significado religioso».
El portavoz talibán Zabihullah Mujahid negó a través de un comunicado la participación del grupo insurgente, que, según aseguró, «condena enérgicamente los ataques contra civiles y reuniones religiosas».
Este año Kabul ha sido escenario de múltiples atentados, el último de ellos de envergadura la semana pasada cerca de una concentración de protesta de cientos de miembros de la minoría chiita hazara, que dejó al menos tres muertos y ocho heridos.
El atentado más grave fue el registrado en enero pasado, cuando los talibanes hicieron estallar una ambulancia bomba cerca del antiguo Ministerio de Interior, donde aún operan algunas dependencias oficiales, que causó más de un centenar de muertos.
El ataque suicida de este martes en Kabul se produce además después de que la semana pasada se reunieran en Qatar representantes talibanes y de Estados Unidos para tratar de negociar un acuerdo de paz para poner fin a 17 años de conflicto afgano.
La última reunión en Qatar se produjo tras la segunda ronda de consultas sobre el conflicto afgano en Moscú, en la que estuvieron presentes representantes de los talibanes y del Alto Consejo para la Paz de Afganistán, si bien no estuvo el Ejecutivo de Kabul.
Los talibanes y el gobierno afgano se reunieron en 2015 en Pakistán en su primer y último encuentro hasta la fecha, ya que el proceso quedó suspendido semanas después al conocerse la muerte del mullah Omar, líder del movimiento insurgente.