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La política en Brasilia y el clan Bolsonaro, un asunto de familia


Jair Bolsonaro en la presidencia, sus hijos Flavio en el Senado, Eduardo en la Cámara de Diputados y Carlos en el Concejo Municipal de Rio: a partir de enero la vida política en Brasilia será también un asunto de familia. 

«Esta es la primera vez que tendremos un presidente con un hijo en la cámara de Diputados y otro en el Senado», observa Sylvio Costa, fundador de Congresso em Foco, un sitio especializado en el parlamento. «Tendrán, por supuesto, influencia sobre el gobierno», aunque no tengan un puesto en él. 

La semana pasada, Jair Bolsonaro y tres de sus cinco hijos participaron en el Congreso en la celebración de los 30 años de la Constitución. 

Carlos no se encontraba en Brasilia, pero Flavio, Eduardo y el joven Renán, que aún cursa estudios universitarios, formaron parte de los escasos invitados al encuentro entre su padre y el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Dias Toffoli. 

Tras la reunión, el saludo de Toffoli con Eduardo fue glacial: durante la campaña electoral el hijo del ahora presidente electo declaró que «un soldado y un caporal bastan para cerrar la Corte Suprema». 

Los tres hijos mayores de Bolsonaro -Flavio, Carlos y Eduardo- militan abiertamente en favor del programa de extrema derecha de su padre y se los ve por todos lados en este período de transición. 

El mayor, Flavio, un abogado de 37 años, se hizo conocer cuando asumió la conducción de la campaña tras el atentado que estuvo a punto de costarle la vida a Jair Bolsonaro, en septiembre. Muy fácil le resultó ser electo senador. 

Los soldados Bolsonaro

Carlos, de 35 años, integrante del Concejo Municipal de Rio desde hace varios períodos y diplomado en ciencias aeronáuticas, es el estratega 2.0 de Jair Bolsonaro. Su manejo de las redes sociales fue decisivo para la victoria de su padre. 

Carlos tiene una reputación de hombre reservado y caprichoso. 

Y, aunque no obtenga más adelante un cargo en Brasilia que lo acerque al resto del clan, seguirá ocupándose de la comunicación de su padre en las redes sociales. 

Eduardo, de 34 años y abogado de formación, acaba de ser reelecto diputado federal en Sao Paulo, con un caudal histórico de 1,84 millones de votos. Se lo ha visto muy a menudo en Brasilia al lado de su padre, que próximamente lo enviará en misión a Estados Unidos. 

Flavio, el más moderado, publicó en Instagram una foto suya con Eduardo y Carlos para aventar los rumores de conflicto entre los tres hermanos. «Estamos unidos por un Brasil mejor, como soldados de nuestro capitán, nuestro padre Jair Bolsonaro». 

¿Qué podría esperarle a estos soldados de Bolsonaro?. 

«Flavio puede asumir la conducción de una de las comisiones del Senado, la de Educación o la de Relaciones Exteriores, para hacer avanzar el programa de su padre», dice Marcio Coimbra, de la Universidad presbiteriana Mackenzie. 

Eduardo «tendrá un mandato fuerte y probablemente encabezará una de las comisiones importantes de la Cámara, como la de Relaciones Exteriores o la de Justicia», señaló. 

«Son inteligentes, serán esenciales» para implementar el bolsonarismo y «podrán trabajar con el Congreso», aseguró Coimbra. 

 «Un gran problema»

Pero no todos piensan así. 

«Estos hermanos podrían convertirse en un gran problema», estima Sylvio Costa. «Hablan demasiado, no conocen bien las reglas de la política y tienen un estilo muy agresivo». 

A partir de enero «deberán dirigirse a quienes no piensan como ellos», advierte Costa. «Será entonces crucial que mantengan buenas relaciones con los demás partidos políticos». 

La omnipresencia de los tres hijos del presidente ya está provocando reacciones adversas. 

Miriam Leitao, editorialista del diario O Globo, se quejó de que Flavio y Carlos Bolsonaro hayan participado en la elección del ministro de Relaciones Exteriores, Ernesto Araujo. 

«El presidente Bolsonaro seguirá escuchando a sus hijos, pero hay una confusión entre familia y gobierno. No es normal desde el punto de vista institucional», dijo el jueves. 

La vida política brasileña siempre estuvo dominada por grandes familias, algunas de las cuales erigieron verdaderos feudos en estados como Bahía, Maranhao o Ceara. 

«Pero esta dinastía política es totalmente diferente», apunta Coimbra. Los Bolsonaro «tomaron el poder en distintos estados»: en Rio y en Sao Paulo. 

Se trata, además, del primer clan familiar de extrema derecha.