“La conmiseración con los animales -decía Arthur Schopenhauer- está íntimamente ligada con la bondad de carácter, de tal suerte que se puede afirmar seguro que quien es cruel con los animales, no puede ser buena persona. Una compasión por todos los seres vivos es la prueba más firme y segura de la conducta moral”. Es cierto, pero para pecar en contra de los animales no basta con maltratarlos, simplemente alcanza con olvidarlos. Por eso: ¿y de los animales quién se acuerda?
En tal aspecto, es dable reconocer que Santa Fe fue la primera provincia del país que prohibió por ley la carrera de perros. La promulgación de la ley se realizó durante la gestión de Antonio Bonfatti como gobernador, quien además ha propiciado diversos proyectos que favorecen a los “hermanos” animales, tal como la pirotecnia cero en todo el ámbito santafesino.
Para muchas personas los animales son seres especialmente considerados, constituyen a menudo un factor determinante en la vida familiar. En la naturaleza, por otra parte, los animales en estado salvaje forman parte de un concierto bello, valioso y necesario; ¡imprescindible! Sin embargo, muchos seres humanos, en su inmensa insensatez, en busca de la satisfacción de sus intereses, los persiguen, los torturan, los matan.
La inocencia, la bondad, la lealtad de estos seres e incluso la participación y entrega amorosa y decisiva en terapias, se ven menoscabados por comportamientos humanos tan asombrosos como deleznables.
La extinción de especies, con las consecuencias negativas para el planeta y para el mismo hombre, son una constante.
El país ha ingresado en una vorágine de campaña electoral que a veces aturde, no por las propuestas precisamente, y muchísimo menos por las políticas que se proponen para los “hermanos” animales. Hay excepciones, afortunadamente.
Una de tales excepciones es el diputado provincial Antonio Bonfatti (y candidato a gobernador), quien el próximo lunes, a las 10, en el Centre Catalá de Rosario, calle Entre Ríos 761, llevará adelante una reunión con amantes de animales y proteccionistas, a los efectos de debatir qué políticas deben ser aplicadas para la protección de estos seres en ocasiones olvidados por muchos dirigentes y funcionarios, cuando no claramente maltratados por sus acciones. La iniciativa es muy plausible y sería oportuno que quienes bregan por un mundo en donde el espacio y los derechos de estas criaturas sean respetados, asistan y formulen propuestas.
Gandhi acuñó una frase que encierra una verdad incontrovertible: “La grandeza de una nación y su progreso moral pueden ser juzgados según la forma en que se trata a sus animales”.
Es que nadie en realidad respeta más el orden natural de las cosas que los animales, nadie se muestra más fiel y amigo, a pesar del maltrato que en ocasiones recibe, que estos seres cuya naturaleza es la inocencia y la bondad y merecen ser protegidos.
(Editorial de CLG)