El mítico «Faro del Fin del Mundo» de Isla de los Estados, inspirador de la novela homónima de Julio Verne, volverá a iluminarse para guiar a los barcos navegantes del Atlántico Sur, si prospera la expedición de franceses liderada por André Bronner, el mismo aventurero que reconstruyó las instalaciones veintiún años atrás, y que regresará a la isla la próxima semana para reemplazar el sistema lumínico y concretar obras complementarias.
Bronner, de 62 años, tiene una vida de aventuras que lo unen al emblemático faro construido en 1884 por la expedición al mando del Comodoro Augusto Lasserre.
El navegante galo llegó por primera vez a Isla de los Estados en 1993, y allí se perdió durante una tormenta: estuvo cinco días caminando sin rumbo en medio de rocas, turba y nieve, y prometió que si se salvaba, volvería al lugar.
Al año siguiente cumplió la promesa: consiguió una autorización para vivir dos meses solo en la isla de 540 kilómetros cuadrados, provisto de unas pocas pertenencias, un arco, flechas y una red de pesca.
En ese viaje volvió a las ruinas del faro, que había dejado de funcionar en 1903 y que entonces estaba reducido a escombros, y sentado, mirando el horizonte de la bahía de San Juan de Salvamento, a 70 metros de altura, le dio cuerpo al proyecto de reconstruir el edificio con forma de octógono y ocho metros de diámetro, que volvió a estar en pie luego de una travesía de 45 días en 1998.
Para ello creó la «Asociación Faro del Fin del Mundo», la misma con que ahora movilizó a patrocinadores e instituciones francesas y argentinas para encarar el nuevo desafío.
«En Francia, tanto el Cabo de Hornos, como la Isla de los Estados y el Faro del Fin del Mundo son lugares muy conocidos. Por supuesto por la novela de Julio Verne, pero también por los marinos franceses que pasaron por aquí. Nuestras bibliotecas están repletas de historias sobre estos sitios», explicó Bronner en diálogo con Télam.
La organización presidida por el navegante construyó en el año 2000 una réplica exacta del faro en la ciudad francesa de La Rochelle, donde el año próximo prevén hacer una fiesta para celebrar los 20 años de la edificación.
«Nuestra intención es que en ese entonces los dos faros estén funcionando», señaló el aventurero mientras prepara la misión que partirá de Ushuaia el 17 de marzo y tiene previsto regresar el 1 de abril, dependiendo del clima.
«Vamos a montar un sistema de iluminación con luces led, alimentado por energía solar igual que el instalado hace 20 años, pero que precisa cinco veces menos volumen de baterías. Ello reduce los paneles solares de ocho a dos y permite una autonomía de funcionamiento de 75 días sin sol. Su costo es de unos 12 mil euros», detalló.
Además del sistema lumínico, los franceses construirán una pared contigua al faro, de 3 metros de largo por 1,5 de altura, a la que llaman «memorial», para que los viajeros dejen allí sus mensajes o placas conmemorativas.
Mientras los materiales llegarán a Isla de los Estados en un barco provisto por la Armada Argentina, los 12 expedicionarios viajarán en un velero alquilado.
El grupo incluye un fotógrafo y una especialista en filmación con drones, porque la idea de la expedición es reunir material para producir una película documental que narre toda la aventura.
El único argentino a bordo será el artista plástico de Tierra del Fuego Fernando «Cany» Soto, a quien invitaron siguiendo la usanza de las antiguas travesías marinas, de llevar artistas para que registren las vivencias desde su propia mirada.
«Para mí es algo inesperado. Siempre tuve una fascinación con el mar y con las aventuras, pero hasta ahora como espectador. Vivenciarlo y poder hacer en directo bosquejos y pinturas de todo lo que vea, será seguramente una experiencia fascinante», contó a Télam Soto, conocido en Ushuaia por su dilatada trayectoria y por ser el editor de la revista «Fuego» de arte y divulgación.
La presentación oficial del proyecto, a la que asistirán la gobernadora de Tierra de Fuego, Rosana Bertone, y otras autoridades será el sábado 16 de marzo en un restaurante francés de Ushuaia.