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Vives: «Cumbiana nos devuelve la riqueza del mundo original americano que somos»


El cantante colombiano dio detalles sobre su nuevo álbum, una invitación a aceptar las raíces

El colombiano Carlos Vives lanzó su nuevo álbum «Cumbiana«, compuesto por diez canciones que, según el compositor y cantante, «devuelven la riqueza del mundo original americano» al que pertenece.

Considerado un pionero del nuevo sonido colombiano y latinoamericano, el cantautor da una nueva muestra de ese mote que le fue asignado por la prensa y especialistas con «Cumbiana», un trabajo que cuenta con la participación de Alejandro Sanz, Rubén Blades, Jessie Reyes, Ziggy Marley y Elkin Robinson.

Vives encuentra en su 14to. disco la posibilidad de mixturar sonoridades orgánicas y otras más modernas, como la música urbana, y crear a través de las composiciones un manifiesto de lo que para él significa ser colombiano.

«‘Cumbiana’ nos devuelve la riqueza del mundo original americano que somos, de lo africano y de lo europeo. Es empezar a ver la vida como nos mostró nuestra música, que es muy poderosa y que es toda nuestra diversidad», expresó el músico, de 58 años, en charla con Télam.

«Hoy a todos les gusta la cumbia -reflexiona, sobre el denominador común de su álbum- no importa si es de un barrio humilde o es de un copetudo. A veces, lo que la política no es capaz, la música lo hace y nos muestra que somos más parecidos de lo que pensamos».

Desde el frondoso jardín de su casa, en Bogotá, donde atraviesa el confinamiento por el nuevo coronavirus, Vives se alegra porque asoma el sol después de varios días de helada y aunque afirma sobre la pandemia que «hay algunos problemas en algunas partes del país» destaca que «en general, la gente es juiciosa».

Télam: Primero golpeó la pandemia y ahora un resurgimiento de violencia racial, ¿cuál es su reflexión al respecto y cómo es la situación en Colombia?

Carlos Vives: Es un lastre de nuestra sociedad que no pudimos superar y viene como ese designio en la historia. Hay que aplicar la educación. Yo también vivo en un país de mucha desigualdad histórica, de mucho complejo hacia parte de nuestra cultura y, acá, situaciones como esas se dan de otra manera.

Uno que eligió hacer la música de esta tierra que enseña a valorar y agradecer la diversidad, no necesita que sucedan estos episodios para hablar de ello porque la música me lo enseñó así. Si no perdiéramos al niño que tenemos dentro, el racismo, el fascismo, el egoísmo y otros ismos, no tendrían tanta oportunidad. Y uno que vive en la industria de la música, donde somos de todos los colores, vemos que muchos de nuestros amigos no tuvieron las mismas oportunidades que tuvimos otros, ahí también esa idea está latente.

T: ¿Ese es el punto de «Cumbiana»?

CV: Sí, siempre mostré lo que somos a través de la música. La cultura afro que llegó con la tragedia de la esclavitud y se regó por el río Magdalena le dio a nuestra cultura poetas increíbles, herramientas para hacer música, percusiones; y lo mismo con los pueblos americanos originales que yo llamo «Cumbiana» y que son los que están en el origen de nuestra música más alegre. Siempre nos sentíamos avergonzados de ser españoles, teníamos complejo por lo indígena, lo negro nos parecía terrible…

T: ¿El disco es una invitación a aceptar las raíces?

CV: Claro, y que son divinas. Porque además nunca dejaron de pasar cosas. Éramos América, llegó Europa, luego África, pero después llegaron los turcos, después los alemanes y los franceses… Nos quedó una riqueza de cosas que nos pertenece y es tiempo de empezar a hacer uso de ella.

T ¿Es a través de la cumbia, entonces, que se amalgaman las culturas americana original, africana y europea?

CV: Sí. La cumbia te habla de una América de percusiones, muy espiritual, que se unió a un África muy misteriosa y a una Europa de la época del renacimiento que nos trajo versos y métricas. La cumbia es más que un ritmo, una música y una bailanta, es un territorio, una naturaleza y una fusión de historias, de culturas y de razas.

T: ¿Cómo fue el proceso de «Cumbiana»?

CV: Lo que hay debajo de mis canciones y ritmos que popularizaron los músicos proviene de las culturas anfibias del río Magdalena que se unieron en «cumbiana», entonces escribí canciones que tuviesen que ver con patrones de la cumbia, los porros, el vallenato, el chandé, las chalupas, ritmos que están en nuestro acervo folclórico, y entendí que el camino era usar muchos de los nuevos instrumentos de la música urbana como computadoras, sintetizadores y biblioteca de sonidos.

Cuando empecé a escribir los temas supe que les iba a mandar alguna canción a quienes les tuviese afecto: por ejemplo, con «For sale» hubo algo que me conectó con la cultura española y se la mandé a Alejandro (Sanz) para ver qué sentía. Lo mismo me pasó con Rubén (Blades) y la cumbia que une nuestros países. Y fueron mis hijas las que me hicieron conocer a Jessie Reyes y me dijeron que su madre le hacía escuchar mis canciones para mantenerla conectada a la colombianidad, así que también la invitamos. El disco trata de descubrir lo ancestral y la nueva tecnología que se alimenta de lo ancestral, las cuencas del caribe, el hip hop, Jamaica, el reggeaton y ponerlos a sonar.

T: ¿Considera que es posible un folclore con nuevas tecnologías?

CV: Nadie lo hace subiéndose a un escenario con luces, yendo a un estudio a grabar o electrificando. Entender eso es lo que nos permite hacer canciones nuevas. Antes de nuestra generación, cuando uno iba a hacer una canción moderna había que ver qué se estaba haciendo afuera y cuando uno iba a hacer música colombiana tenía que hacer folclore o una idea de 200 años atrás. Nosotros somos de una generación que decidió hacer música moderna con sus raíces, entendiendo el movimiento de la música del mundo, pero a partir de este interior. Este álbum muestra que no todo lo que suena urbano, lo que está hecho con máquinas, es reggaeton.