Una veintena de ganaderos holandeses apuesta por la producción sostenible de leche en Rotterdam al embarcar a 35 vacas en la primera granja flotante del mundo para aprovechar el espacio acuático, que representa el 70% del planeta.
Según explicó Peter Van Wingerden, desarrollador de la Floating Farm (granja flotante, en inglés), las cuatro claves del proyecto son el bienestar (del animal), la circularidad, la sostenibilidad y la innovación, todas tareas concentradas en una granja que produce alimentos saludables y cerca del consumidor; o sea, dentro de la ciudad.
Respecto a las razones para recurrir a la construcción en el agua, detalló la escasez de tierra, el cambio climático, el rápido crecimiento de la población concentrada en las grandes ciudades y las largas distancias entre la producción y los consumidores (que conduce a un mayor uso del transporte y por ende a una mayor contaminación).
La idea nació en 2012, cuando Van Wingerden se encontraba en Nueva York y se dio cuenta de la fuerza que tuvo un huracán como Sandy para arrasar una ciudad y dejarla sin suministros, señaló a la agencia EFE.
«Lo que más me sorprendió fue ver lo vulnerable que eran a un fuerte temporal. La comida en Nueva York viene de lejos, los proveedores no fueron capaces de acceder durante días porque las carreteras estaban inundadas», recordó sobre aquellos días trágicos para la ciudad más poblada de Estados Unidos.
Las 35 vacas flotan en una plataforma de 1.300 metros cuadrados en el complejo de Merwedehaven, en la periferia del puerto de Rotterdam, rodeada de embarcaciones marítimas, recintos portuarios y vías acuáticas.
La granja consta de tres pisos: uno de diferentes usos sumergido en el agua, en el segundo hay una fábrica de lácteos donde se elabora el yogur y se trata la leche, y en la planta superior, se encuentra el ganado, alimentándose al aire libre.
Además de usar el espacio acuático, la innovación que representa esta granja es el uso de la tecnología verde: el techo recoge el agua de lluvia que se reutiliza y, a un lado de la granja, decenas de paneles solares flotan suministrando la energía que necesitan los sistemas que forman la Floating Farm.
Además, las vacas se alimentan de desechos orgánicos de empresas locales, y el abono se procesa y separa de la orina gracias al piso de membrana, lo que para Van Wingerden «representa un ciclo de producción cerrado y perfecto».
Además, hay un jardín verde en tierra firme, donde las vacas pueden deambular libremente durante horas y donde se cuida y alimenta a los recién nacidos, que aún no están preparados para «salir a flote».
«Lo bueno de estar en el agua es que es realmente flexible y también replicable en otras partes del mundo. El agua es igual en todas partes y podemos construir esto en ríos, lagos, playas, pantanos. Ahora tenemos peticiones de grandes ciudades para construir granjas flotantes allí», celebró Van Wingerden.