El papa Francisco inició este viernes en el Vaticano la ronda de reuniones especiales con tres víctimas de abusos sexuales cometidos en Chile por el cura Fernando Karadima, un gesto inédito para mostrar su compromiso en la lucha contra la pedofilia.
«Vamos a aportar nuestro grano de arena. Que ojalá sea el fin de la cultura de abuso y encubrimiento por parte de los obispos en la iglesia», declaró a la prensa Juan Carlos Cruz, quien estaba acompañado por James Hamilton y José Andrés Murillo, las otras dos víctimas invitadas por el papa.
Los tres se alojan desde este viernes en la Casa Santa Marta, la residencia del papa dentro del Vaticano, y serán recibidas primero separadamente sábado y domingo y luego el lunes todos juntos.
«José se junta hoy viernes con el papa un rato, solo con él», contó Cruz, quien confesó su «emoción y agradecimiento» por la invitación del argentino Francisco.
«Queremos poner aquí el nombre de muchas personas que fueron víctimas de abuso sexual clerical, algunas de ellas se quitaron la vida, otros siguen sufriendo y luchando junto a nosotros», explicó Murillo.
«Por respeto al papa vamos a estar en silencio con todos nuestros amigos, gente de todo le mundo y víctimas de todo el mundo», adelantó Cruz.
El papa argentino quiere no sólo mostrar su compromiso en la lucha contra el fenómeno de la pedofilia dentro de la Iglesia, sino también atajar el escándalo sobre ese caso que empañó su visita en enero de este año a Chile.
«Esto no es un tema solo nuestro, es de todos y lo haremos lo mejor posible. Agotaremos todas las instancias, con respeto y espíritu de colaboración. Con la verdad y el ánimo de representarlos lo mejor posible», aseguró por su parte Hamilton.
Las tres víctimas prometieron dar una conferencia de prensa el 3 de mayo para contar sobre las reuniones con el papa.
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– El caso chileno, un ejemplo -.
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«Lo que pase en el futuro depende de muchos factores y del papa», advirtió Hamilton.
Las tres víctimas reconocieron que se sienten representantes de todas las víctimas de abusos sexuales cometidos por curas en todo el mundo y son conscientes que pueden aportar ideas para acabar con esa lacra dentro de la Iglesia.
«Es muy significativo estar aquí, sobre todo, porque la invitación ha sido a conversar y a recibir sugerencias en el tema del abuso sexual clerical infantil, el abuso de poder y el abuso de conciencia», explicó Murillo.
«No es fácil estar acá», confesó por su parte Hamilton, quien agradeció «la acogida más que adecuada, muy cálida», que les ha dado el Vaticano.
Además de las víctimas de Karadima, condenado por la Santa Sede por abuso sexual de menores en 2011, Francisco convocó al Vaticano para mediados de mayo a los obispos y cardenales chilenos para evaluar la visita a Chile, marcada entre otras cosas por las protestas, e interrogarlos sobre las razones por las que se negaron a recibir a las víctimas.
En una carta divulgada el pasado 11 de abril por el Vaticano, el papa argentino reconoció que había incurrido en «graves equivocaciones de valoración» de los casos de pederastia en Chile que habían sido encubiertos por miembros de la Iglesia católica.
En su carta, el papa admite que la equivocación se debió «especialmente por falta de información veraz y equilibrada», en una clara acusación a la jerarquía de la iglesia chilena.
Francisco, en una decisión que muchos observadores han calificado de valiente, no sólo invitó a las víctimas para escuchar su testimonio y sus sugerencias, sino que les pedirá perdón después de que las había acusado hace pocos meses y públicamente de lanzar calumnias.
Muchos consideran, entre ellos el experto en asuntos vaticano Andrea Torniello, que la manera con la que el papa encarará el caso chileno servirá de ejemplo para las iglesias del resto del mundo