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"Piripincho", mano a mano con CLG

«Ver las caritas de los chicos es lo más hermoso que hay»


Por Santiago Fiszbein

Por años el carismático personaje con el corazón de alcaucil hizo reír a más de una generación de niños de la ciudad y la región. Hoy en día esos niños vuelven para llevar a sus hijos a que conozcan a nada más y nada menos que a Piripincho.

Quien está detrás de este personaje con un corazón que no le cabe en el pecho es Héctor Ansaldi, que hace ya 38 años que está interpretando a este ser de luz que nunca dejará de hacerlo.

«Ver las caritas de los chicos cuando lo ven bajar de su planeta que está detrás del sol es lo más hermoso que hay», inició Piripincho la entrevista Con La Gente.

«Si uno no ve esa felicidad en las caritas de los chicos esto no se podría hacer, más ahora como están las cosas, pero todo se da si se tiene un corazón de alcaucil», dijo.

¿Fue una decisión propia trabajar exclusivamente para chicos?

—No, fue todo casual. Empecé en un programa de televisión y a hace 38 años que lo hago. Casi 40, pero en realidad un poco más cuando empecé a trabajar para chicos en el grupo de teatro universitario. Siempre hice para grandes también.

¿Es muy especial trabajar para chicos?

—Es lo más difícil. Hacer teatro para adultos para mí es como un relax porque los chicos siempre están muy arriba y hay que mantener el suspenso y la tensión.

¿Qué es lo que te divierte?

—El absurdo más que nada, la vida es absurda (risas), la ilógica. Me divertía ver El Chavo y Chaplin.

¿Fueron referentes en tu carrera?

—Cuando El Chavo vio a Piripincho, mientras compartíamos una cena cuando trabajaba en televisión, me dijo que mi personaje iba a pegar y tuvo razón (risas).

¿Tuviste la oportunidad de encontrarte con aquellos niños, ya adultos, que te vuelven a ver?

—Y ahora vienen el padre, el abuelo y el hijo, son tres generaciones que se divirtieron conmigo. Es muy emocionante ver que llegan y me muestran fotos que ellos tienen conmigo de recuerdo. Lo que más me gusta es ver cómo los grandes se siguen emocionando e interesándose. Me llama la atención que vengan más grandes que chicos.

Es que todos tenemos nuestro niño interior…

—Ese siempre fue mi punto, mis espectáculos apuntaban a eso.

¿Es mágico trabajar con chicos?

—Por supuesto y está bueno poder generar esa magia en ellos. Es un oficio hacer reír a los chicos y estar ajustándote en los tiempos que se viven. Los chicos después de los cinco años van cambiando, o adulterando como le gusta decir a Piripincho.

Pero el corazón no se adultera…

—Yo creo que no porque me han pasado cosas de que un adulto se emociona al recordar el lugar e instantáneamente vuelve a su infancia.

—¿En algún momento quisiste dejarlo?

—Lo dejé y volví a los dos meses (risas)… hice la despedida y todo. En el año 2000 pensé que todo se terminaba al iniciar un nuevo milenio, pero en 2001 volví y voy a seguir hasta cuando pueda.

—¿Quién es Piripincho?

—Es como una mezcla entre Felipito de Mafalda, El Principito y Goofy de Walt Disney. Es un personaje muy inocente, un pibe pobre de la calle que encuentra la fantasía en las cosas cotidianas. Es auténtico y genuino y lo más lindo que tiene un corazón de alcaucil que tiene capas y capas y al final no hay nada, pero en realidad es todo.

Piripincho presenta su nuevo show: Piripincho con Pascual por un árbol musical todos los días de vacaciones de invierno a las 16 en el teatro Caras y Caretas.

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