El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ordenó anoche «reforzar la vigilancia» de la embajada de Estados Unidos en Caracas, a la vez que condenó el desalojo de los activistas que se mantenían en la sede diplomática venezolana en Washington.
«He mandado a reforzar la vigilancia y la protección policial y legal sobre el edificio de lo que fue la embajada de los Estados Unidos, que le pertenece al Gobierno de los Estados Unidos, vamos a protegerla aún más porque Venezuela sí cumple con los convenios internacionales», dijo el mandatario en la transmisión obligatoria de radio y televisión.
Maduro consideró como un «asalto» el desalojo de los activistas que «protegían» la embajada e indicó que dio esta orden «en correspondencia» a la visión «estricta de respeto al derecho internacional».
Más temprano, el canciller venezolano, Jorge Arreaza, había señalado que el Gobierno estaba evaluando responder al desalojo con el principio de reciprocidad, sin ahondar en detalles.
Las autoridades de Estados Unidos sacaron este jueves detenidos a los últimos cuatro partidarios de Maduro que permanecían en la embajada de Venezuela en Washington para evitar que el representante del líder opositor venezolano Juan Guaidó, Carlos Vecchio, se hiciera con el control de la embajada.
La sede diplomática, ubicada en el elegante barrio de Georgetown, se convirtió desde hace semanas en símbolo de disputa entre Maduro y Guaidó, quien ha sido reconocido como presidente encargado de Venezuela por Estados Unidos y otros cincuenta países.