Así lo manifiestan los habitantes de la zona que están hartos de la actividad nocturna que se vive semana tras semana y los inconvenientes que les conlleva el gran afluente de jóvenes
Los vecinos de Pichincha nuevamente piden a la Municipalidad de Rosario y a los organismos de control para que se terminen los ruidos molestos, además de la ocupación de veredas y calles de la zona. Uno de los habitantes recibió una carta documento por parte de uno de los locales y enardeció aún más el conflicto que mantienen.
Willy Kramp, uno de los vecinos que lleva la voz cantante en los reclamos, contó a CLG cómo se vive hoy por hoy rodeado de establecimientos gastronómicos y locales bailables.
“Los vecinos estamos viviendo peor que nunca. Alguna vez fuimos atendidos por la ex intendenta Mónica Fein y ahora no nos atiende nadie. Hicimos un relevamiento en ese momento y ahora se acrecentó un 30%, la apertura de estos lugares con habilitaciones turbias”, expresó Kramp.
Además, detalló que “los establecimientos sobrepasan su capacidad y la gente que está allí se ubica en las veredas y calles”, generando que se complique el tránsito y obstruya las entradas de las viviendas.
“Hicimos los reclamos y tuvimos amenazas, pero lo que más nos llamó la atención es que lo hagan a través de una carta documento. La misma intimaba a un vecino para que cese las denuncias, si no iban a tomar medidas legales contra él”, contó sorprendido.
Kramp se vio asombrado de esta actitud, al mismo tiempo que señaló que no se están cumpliendo las normas de convivencia ya judicializadas y resueltas en primera y en segunda instancia a favor del os vecinos.
“La sentencia de dicho juicio dice que se perjudicó la forma de vivir a los vecinos y exigen controles y reportes cada dos meses de lo que se ha hecho, pero no pasó nada”, se quejó.
La llegada masiva de los establecimientos provocó que en la zona se cambiara el recorrido de, al menos, tres líneas de colectivos; el bullicio interminable de la gente y la presencia de artistas callejeros que arengan al público y hace que se generen gritos. Para los vecinos eso es ya insostenible.
Por último, Kramp dijo que habitualmente hacen las denuncias correspondientes, pero “los inspectores llegan, ven la situación y luego responden que no pudieron constatarlas”.