Gremiales

Vassalli sigue paralizada y crece la expectativa por una posible venta: alerta entre trabajadores


Tras fracasar una nueva audiencia de conciliación convocada por el Ministerio de Trabajo de Santa Fe, se avizora una salida

La histórica fábrica de cosechadoras Vassalli, ubicada en Firmat, continúa completamente paralizada y sin respuestas claras de sus propietarios. Este viernes fracasó una nueva audiencia de conciliación convocada por el Ministerio de Trabajo de Santa Fe, ante la ausencia de la familia Marsó, que incumplió el acuerdo salarial firmado el 1° de octubre y no está proveyendo insumos para retomar la producción. En este contexto, las esperanzas de los trabajadores se centran ahora en una posible venta de la planta.

Diego Romero, secretario general de la UOM Firmat, explicó que en la audiencia solo se presentó de manera virtual Mateo Marsó, quien admitió que la empresa no cuenta con recursos siquiera para completar la quincena adeudada. Mucho menos, dijo, para afrontar el plan de pagos acordado con el gremio hace poco más de un mes.

“Pedimos que se cierre el expediente y se dé por caído el convenio, porque ya no se cumplió. La situación es insostenible”, señaló Romero tras la reunión. La familia Marsó, proveniente de Entre Ríos y vinculada al sector avícola, adquirió Vassalli hace casi dos años, pero desde comienzos de 2025 la planta está envuelta en un conflicto creciente.

En medio del panorama más complicado de los últimos tiempos, Romero reveló que la patronal manifestó estar dispuesta a vender la fábrica. Marsó solicitó dos semanas para avanzar en negociaciones con potenciales compradores: “Nos pidió ese plazo para ver cómo siguen las conversaciones. De esta manera no va más, o arreglan la situación y la venden, o la empresa terminará cerrando sus puertas”.

El dirigente metalúrgico también se refirió al clima interno entre los empleados, que atraviesan semanas de angustia sin certezas laborales. “Vamos a esperar estos días para ver si se define algo, aunque sea para poder pasar las fiestas tranquilos. No quiero que los trabajadores tengan que tomar la planta; la gente ya lo planteó, pero la idea es evitar llegar a esa instancia y resolver esto de buena manera”, dijo.

Sobre las condiciones de una eventual transferencia, Romero advirtió que cualquier nuevo propietario deberá asumir las deudas que deja la familia Marsó: “El que compra sabe que hay deuda con los trabajadores, con la obra social y con el sindicato. Si aparece un inversor, tendremos que sentarnos a acordar los términos”.

Mientras la fábrica sigue detenida y los salarios continúan impagos, el futuro de uno de los emblemas industriales del sur santafesino se define en un clima de máxima incertidumbre y con los trabajadores esperando que esta vez sí llegue una salida concreta.