"La pintura es el elemento esencial de la conservación de una obra metálica y los cuidados que se le aportan son la única garantía para su durabilidad", dicen los expertos
La Torre Eiffel, el gran símbolo de París que forma parte de la historia y el paisaje de la ciudad, padece un proceso de oxidación y, según los expertos, los trabajos de mantenimiento que incluyen una nueva capa de pintura y están en marcha para los Juegos Olímpicos de 2024, son solo un maquillaje poco eficaz que no resolverá su deterioro.
Con una estructura de 7.300 toneladas y 330 metros de altura y concluida en 1889, la Torre habría entrado en un proceso de oxidación según divulgó la revista de investigación francesa Marianne, tras acceder a varios informes confidenciales que elaboró el gobierno entre 2010 y 2016, según los cuales la estructura está «muy degradada» y ante eso la restauración será «meramente superficial».
En verdad, los cuidados que requiere el cuarto lugar cultural más visitado de París y que recibe más de 6 millones de turistas por año fueron advertidos por su creador Gustave Eiffel. «La pintura es el elemento esencial de la conservación de una obra metálica y los cuidados que se le aportan son la única garantía para su durabilidad. Lo esencial es luchar contra el comienzo de la oxidación», escribió el constructor de la Torre, inaugurada con motivo de la Exposición Universal de París de 1889. Además, Eiffel sugirió que para evitar la oxidación se debía pintar la estructura cada siete años.
En 2014, un informe realizado por una empresa experta en pintura descubrió que la torre presentaba grietas y oxidación. «Incluso si el estado general de la protección anticorrosión parece bueno a simple vista, puede ser engañoso. No se puede pensar en planificar una nueva aplicación de una capa de pintura que no hará más que aumentar el riesgo de una pérdida total de adherencia en el sistema», dice el informe. Otro de los documentos divulgado por Marianne, de 2016, encontró 884 grietas, de las cuales casi 70 «representaban un riesgo para la perdurabilidad».
En los próximos meses se aplicará la 20ª capa de pintura, un trabajo que costará 60 millones de euros. El gobierno decidió renovar la estructura con color dorado luego de que el año pasado, durante las tareas de mantenimiento se encontrara residuo de plomo, que se usó para pintarla hasta 1995 y que ahora está prohibido por su toxicidad.