Argentina se ubica dentro de los 100 países que respaldan la exención
La negociación para suspender temporalmente los derechos de propiedad intelectual de las vacunas contra el coronavirus siguió hoy sin destrabarse en el seno de la Organización Mundial del Comercio (OMC), pero los miembros se comprometieron a seguir debatiendo la propuesta.
Más de 100 países respaldan la exención, incluyendo al Gobierno argentino, sobre una propuesta originalmente presentada por Sudáfrica e India en octubre del año pasado.
Pero como las decisiones en la OMC se toman por consenso alcanza la oposición demostrada hasta el momento por la Unión Europa (UE), el Reino Unido y Estados Unidos, sedes de las grandes farmacéuticas. para no llegar a un acuerdo.
La iniciativa propone una suspensión temporal de algunas de las obligaciones del Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (ADPIC) para que cualquier país pueda producir la vacuna sin preocuparse de disponer de la patente.
En la reunión de hoy en el organismo con sede en Ginebra (Suiza), los copatrocinadores de la propuesta anunciaron que van a revisar la letra chica del texto en un esfuerzo para conciliar posiciones, indicaron a Télam fuentes cercanas a la negociación.
Los gobiernos que impulsan esta exención no detallaron el alcance o la naturaleza de la modificación que van a impulsar, pero en el encuentro se sugirió continuar con las reuniones informales en la segunda quincena de mayo y presentarlo formalmente para debate y votación a principios de junio.
Los países que apoyan la iniciativa, con el respaldo de ONG como Médicos Sin Fronteras (MSF), consideran que facilitaría el acceso a productos médicos en momentos en que los países más ricos del mundo concentran la gran mayoría de las dosis de vacunas contra el coronavirus producidas hasta ahora y muchas naciones pobres aún no han recibido ni una.
Estados Unidos, la Unión Europea y Suiza, donde se encuentran las sedes de varios gigantes farmacéuticos, se oponen, así como otros países ricos, como Noruega, Japón, Australia y el Reino Unido.
Para ello, destacaron el esfuerzo financiero realizado por los laboratorios en el desarrollo de las vacunas -aunque la mayoría contó con fondos estatales-, y consideraron que son los que mejor pueden fabricar las cantidades necesarias.