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Celebraron la Diada

Unos 600.000 catalanes marcharon con un solo grito: independencia


 

Cientos de miles de catalanes volvieron a tomar hoy las calles de Barcelona con motivo de la Diada, el día nacional de Cataluña, para reclamar la libertad de sus líderes presos, y unidad de estrategia y diálogo para alcanzar la independencia de la norteña región, en un momento de gran incertidumbre política debido a las altas probabilidades de que se celebren elecciones generales en España.

A presar de ser multitudinaria, la asistencia a la manifestación fue la más baja desde 2012, de acuerdo con los datos aportados por la Guardia Urbana de Barcelona, que la cifró en 600.000, un número muy distante del pico de 1,8 millones de personas de 2014.

A dos años del intento fallido de secesión de octubre de 2017 y a pocas semanas de que se conozca el fallo del Tribunal Supremo español contra de sus líderes, nueve de los cuales están en prisión provisional, el movimiento independentista volvió a hacer una demostración de fuerza, aunque también reconoció una división en su liderazgo y un cierto retroceso.

“Esta es la Diada más difícil de todas las organizadas porque después de haber realizado el referendo, de demostrar que puede haber presos políticos, dos años más tarde, no solo no hemos avanzado sino que damos pasos atrás”, dijo Elisenda Paluzie, presidenta de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), la plataforma que estuvo detrás de las movilizaciones de los último ocho años.

“Se nos dice que no tenemos la correlación de fuerzas necesarias; demostremos que eso se puede cambiar, que los ciudadanos tenemos el poder”, añadió la líder de los activistas, quien enarboló un discurso duro que contrasta con un sector del gobierno catalán.

“Viene una sentencia dura y larga que busca castigarnos y humillarnos, que busca venganza”, apunto por su parte Marcel Mauri, de Ómnium Cultural, la otra gran organización civil que impulsa la secesión, y que en tono combativo defendió la «desobediencia» si se consuma esa injusticia.

Con pancartas y camisetas turquesas con el lema «Objetivo independencia», la multitud logró cubrir buena parte del centro de Barcelona con banderas esteladas (independentistas), dibujando una estrella en la plaza España que simboliza la «confluencia de personas que piensan diferente pero que trabajan juntas» para lograr el objetivo de la secesión.

A las 17.14, fuertes gritos de «¡libertad presos político!» e «Independencia!», irrumpieron entre la multitud dando inicio a la movilización coincidiendo con la Diada, festividad que conmemora la caída de Barcelona, el 11 de septiembre de 1714, frente a las tropas borbónicas en la Guerra de Secesión española. Se trata del mito fundacional de la nación catalana, de ahí el número emblemático.

Con motivo de la festividad, el presidente catalán, Quim Torra, afirmó en un mensaje institucional: «Si aún no somos libres es porque aún no hemos acabado el camino», y defendió el ejercicio del derecho de autodeterminación como camino, apelando una vez más al diálogo con el Estado español.

«Ahora más que nunca tenemos que mostrar que estamos todos unidos y que seguimos luchando; estamos en el mismo punto que hace dos años, pero sabemos que el diálogo es la única salida», dijo a la agencia Télam Elisenda Martínez, una simpatizante independentista que acudió a la marcha junto a su familia.

«Queremos mantener el pulso con el Estado español, porque queremos la independencia sin violencia, a través de un diálogo», apuntó en la misma línea Ana Tarafa, de 48 años.

«La gente está cabreada por los presos, pero no quiere sangre, no quiere destruir la economía, sino presionar. No hay vuelta atrás», insistió Ana.

«Aunque mucha gente está desilusionada, el sentimiento independentista no se irá», añadió.

En el Congreso de los Diputados de Madrid, la vocera del grupo independentista Junts per Catalunya (JxC), Laura Borras, pidió al presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, que «escuche» a los catalanes.

«Creemos que la represión es el peor de los caminos para solucionar conflictos políticos», dijo antes de lamentar que los dirigentes presos puedan ser condenados. «Ni la represión ni el exilio» pueden acabar con las ansias de independencia, subrayó.

Sánchez, por su parte, dijo que deseaba que «pronto» la Diada de Cataluña se convierta en «la fiesta de todos los catalanes y catalanas», en referencia a que en los últimos años ha sido «coptada» por el movimiento independentista, que convirtió la manifestación en una punta de lanza hacia la secesión.