"En el caso de los adultos, la proporción llega a casi una de cada dos personas (45,6%)", añadió el organismo de la ON
Un año después de la enorme explosión en el puerto de Beirut, una de cada tres familias en el Líbano tiene niños con signos de trauma, dijo el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
«Una de cada tres familias (34%) tiene niños que todavía muestran signos de angustia psicológica», afirmó Unicef, que en julio realizó una encuesta entre 1.200 familias, un día antes del primer aniversario del estallido. «En el caso de los adultos, la proporción llega a casi una de cada dos personas (45,6%)», añadió el organismo de la ONU en un informe, consignó la agencia de noticias AFP.
El drama ocurrido el pasado 4 de agosto causó más de 200 muertos, al menos otros 6.500 heridos y devastó barrios enteros de la capital. Entre las víctimas de la tragedia, seis niños perdieron la vida y otros 1.000 resultaron heridos.
El año pasado, el Líbano también tuvo que hacer frente a la pandemia del coronavirus y a una crisis económica sin precedentes, calificada por el Banco Mundial como una de las peores del mundo desde 1850.
«Un año después de los trágicos acontecimientos, la vida de los niños sigue estando profundamente afectada», lamentó Yukie Mokuo, representante de Unicef en el Líbano. «Estas familias tienen dificultades para recuperarse de las consecuencias de la explosión ocurrida en el peor momento posible -en medio de una crisis económica devastadora y de una pandemia importante-«, añadió.
El mes pasado, Unicef ya había dado la voz de alarma señalando que casi todas las familias que habían pedido ayuda tras la explosión seguían necesitando apoyo, en particular dinero en efectivo y alimentos.
Según el organismo, muchas de las personas que perdieron sus empleos a causa de la explosión siguen desempleadas, mientras que el Líbano sufre una pauperización a gran escala, una inflación galopante y escasez de todo tipo ante la inercia de las autoridades. «La vida de los niños está en peligro en un momento en que la creciente crisis deja a la mayoría de las familias incapaces de satisfacer sus necesidades básicas», advirtió Mokuo.