El referente de la Concejalía Popular Ariel D'Orazio difundió en diálogo con CLG datos alarmantes de la dura situación que atraviesan los inquilinos locales
La crisis económica que atraviesa el país afecta a todos los rubros. Entre ellos se encuentra el sector de las viviendas. Para quienes aspiran al hogar propio, el sueño se ha tornado casi imposible de concretar. Pero también, para los que alquilan, la situación es muy compleja.
Un informe del Programa de Atención a Inquilinos (PAI) de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires indicó que, ante la dificultad de sostener el pago de un alquiler por los reiterativos aumentos, la rescisión de contratos ha crecido de manera exponencial.
En Rosario, la situación es similar. «Un 23% de los inquilinos ha tenido que mudarse producto de los aumentos, ya sea a la hora de renovar o rescindiendo el contrato previamente», señaló en diálogo con CLG el coordinador del Consejo Asesor de Vivienda en la Oficina del Consumidor, Ariel D’Orazio. Esto significa que casi uno de cada cuatro rosarinos se han visto obligados a dejar su hogar.
«Hay un corrimiento del centro de la ciudad a la periferia buscando abaratar los costos de los contratos, resignando calidad de vida», sostuvo el referente de la Concejalía Popular. A su vez, comentó que cada vez más personas viven en pensiones o alojamientos, mientras sigue creciendo la tendencia de los estudiantes de compartir un mismo departamento. «También están aquellos jóvenes que habían logrado independizarse y ahora tuvieron que volver a la casa de sus padres porque no podían seguir pagando», agregó.
D’Orazio atribuyó las causas del duro momento a que los alquileres «están subiendo por encima de lo que aumentan los salarios». Y dijo: «Todo es producto de la situación económica del país».
Por otra parte, quien trabaja en la Oficina Municipal del Consumidor, contó que hubo un incremento importante de la morosidad: «Hace cuatro años era inferior al 1% de los contratos, cuando hoy es del 5,5%». Además, sostuvo que el porcentaje del salario que se compromete al pago del alquiler «es mayor al de años anteriores».
«Tenemos conocimiento de que por lo menos el 70% de un salario promedio se va en costos fijos de una propiedad, lo que incluye impuestos, alquiler y expensas», remarcó.
Aún así, Ariel explicó que si bien la coyuntura en Santa Fe es «alarmante», sigue estando debajo del índice nacional: «En ciertas localidades, como Corrientes, más del 35% de los inquilinos ha tenido que mudarse, mientras que el índice a nivel nacional indica que 3 de cada 10 inquilinos han dejado sus hogares producto de las subas contractuales».
Todo este combo también repercutió en un aumento de los problemas legales: «Obviamente, hubo un incremento de la litigiosidad por pedidos de desalojo o inicio de juicios por cobro de pesos. Hay muchísimas situaciones de estas características que van creciendo y ponen en jaque a las garantías inmobiliarias de los contratos».
Actualmente, según detalló D’Orazio, en Rosario un departamento de dos dormitorios cuesta en promedio diez mil pesos por mes. Este número asciende a más de 11 mil en el centro, mientras que en los barrios baja a algo más de 9 mil.