Dos tercios de las mujeres sexualmente activas que deseaban retrasar o limitar la maternidad, dejaron de usar anticonceptivos por temor a los efectos secundarios, problemas de salud y subestimación de la probabilidad de concepción, lo que llevó a uno de cada cuatro embarazos no intencionales, según un informe de la OMS difundido este viernes.
El estudio «Razones para la interrupción de la anticoncepción entre las mujeres con un embarazo actual», que se realizó en 36 países de ingresos medios y bajos, arrojó también que «el 85% de las mujeres que dejaron de usar anticonceptivos quedaron embarazadas durante el primer año».
«Entre las mujeres que experimentaron un embarazo no intencional que condujo a un aborto, la mitad había descontinuado sus métodos anticonceptivos debido a problemas relacionados con el uso del método, como problemas de salud, efectos secundarios o inconvenientes de uso», indicó la OMS a través de una gacetilla de prensa. Además, señaló que «muchos de estos problemas podrían abordarse a través de un asesoramiento y apoyo de planificación familiar eficaz».
El informe arrojó, además, que el 9,9% de las mujeres con un embarazo no intencional indicó que el último método que había usado era uno tradicional (por ejemplo, basado en la abstinencia o el calendario), el 31,2% usó un método moderno de acción corta (píldoras y condones) y un 2,6% métodos anticonceptivos reversibles (dispositivo intrauterino (DIU) e implantes).
En ese contexto, Mari Nagai, ex Oficial Médica de Salud Reproductiva y Materna de la OMS Oficina Regional del Pacífico Occidental y autora del informe, sostuvo que «la planificación familiar de alta calidad ofrece una gama de beneficios potenciales que abarcan no solo la mejora de la salud materna e infantil, sino también el desarrollo social y económico, la educación y el empoderamiento de las mujeres».
Según la OMS, los embarazos no intencionales siguen siendo un importante problema de salud pública: a nivel mundial, 74 millones de mujeres que viven en países de bajos y medianos ingresos tienen embarazos no intencionales anualmente, lo que lleva a 25 millones de abortos inseguros y 47.000 muertes maternas cada año.
Tras el estudio, el organismo alertó sobre la necesidad de que los servicios de salud «adopten un enfoque compartido de toma de decisiones para seleccionar y utilizar métodos anticonceptivos eficaces que se ajusten mejor a las necesidades y preferencias de las pacientes». Y que a la vez que «identifiquen temprano cuando las mujeres y las niñas están preocupadas por el método que están utilizando; y les permitan cambiar a métodos modernos protegidas a través de un asesoramiento efectivo y el respeto de sus derechos y dignidad».