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Unicef denunció a Siria tras una década de crímenes contra la infancia


"El aumento de la pobreza, la escasez de combustible y la subida de los precios de los alimentos están obligando a los niños a dejar la escuela para trabajar", manifestaron desde la organización mundial

El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) alertó este domingo que desde hace 10 años se están cometiendo masivamente crímenes contra los niños y las niñas en Siria, muchos de ellos desplazados y privados de sus necesidades básicas, y alertó que aún no se ve un «final» en el horizonte para la guerra que destruye al país.

A solo tres semanas de comenzar el 2021, Unicef denunció la muerte de 15 niños e informó que otros 15 resultaron heridos en episodios vinculados con armas explosivas y municiones sin detonar, según un informe presentado hoy en su página web.

En marzo de 2011, la represión masiva de protestas opositoras desató una guerra civil que con el tiempo se convirtió en un conflicto internacional, con participación -directa o indirecta- de las principales potencias de la región y del mundo.

Desde entonces, nunca se estuvo ni cerca de la paz.

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El último crimen contra la infancia registrado en el informe de Unicef fue apenas el jueves pasado, cuando dos niños -de uno y 10 años- murieron y otro resultó herido por un ataque en Hama, al norte de la capital Damasco.

Hace tiempo que la ONU ya no cuenta más el saldo de muertos de la guerra, pero el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, una organización pro opositora con sede en Londres, estimó que para finales del año pasado, la cifra ya superaba los 387.000, entre ellos 117.000 civiles.

Entre los civiles, unos 22.000 eran niños.

Unicef también alertó que en los últimos tiempos la violencia aumentó a gran velocidad en el campamento de desplazados de Al Hol, donde más de dos tercios de la población -un 80%- son niños.

La ONU informó hace dos días que 12 personas ya fueron asesinadas dentro del campamento, que hospeda a alrededor de 62.000 desplazados internos y es el más grande de todos los que existen en el país.

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Unicef alertó, asimismo, sobre los constantes ataques contra los servicios básicos y la infraestructura civil en Hasaka, en el Noreste. La semana pasada, el suministro de la estación Aluk -principal fuente de agua potable para casi medio millón de habitantes- quedó interrumpido.

«Unicef y la comunidad internacional en general siguen trabajando incansablemente para prestar ayuda, pero no podemos hacerlo solos. Necesitamos financiación. Necesitamos un mejor acceso. Y lo más importante, necesitamos que todos protejan a los niños y los mantengan fuera de peligro. La violencia en Siria debe terminar», pidió la agencia de la ONU en el informe, reproducido por la agencia de noticias Europa Press.

«El aumento de la pobreza, la escasez de combustible y la subida de los precios de los alimentos están obligando a los niños a dejar la escuela para trabajar. Cada semana, la rápida propagación de la pandemia de la Covid-19 hace que sea más difícil para las familias sobrevivir y brindar incluso educación básica y protección a sus hijos», profundizó la directora ejecutiva de Unicef, Henrietta Fore, y destacó que 4,7 millones de niños y niñas necesitan ayuda humanitaria.