Ciudad

Una vergüenza: otra vez los vecinos a merced del humo y el perjuicio


Las preguntas que surgen son varias: ¿quién se hará cargo de los males para la salud derivados de los incendios en la costa entrerriana? ¿Hasta cuándo la sociedad de Rosario va a soportar esta situación?

Editorial CLG

Minutos después de las 17 de este domingo, cuando todavía era de día y el termómetro apenas superaba los 10°, el humo por la quema de las islas volvió a invadir Rosario. Después de largos meses denuncias cruzadas, la palabra de fiscales y promesas de funcionarios de ambos lados del río, la problemática sigue sin resolverse y solo puede calificarse con una palabra: vergüenza.

“Estamos cerca de hallar a los culpables”, “Pusimos en marcha el Plan Nacional de Manejo de Fuego”, “Ampliamos la denuncia y vamos a ser inflexibles”, entre otras, son algunas de las frases hechas que se repiten desde hace tiempo. Pero lo cierto es que los rosarinos continúan a merced del humo y el perjuicio.

Es que el humo que llega está formado por gases y partículas finas que penetran fácilmente y, así como penetran en los ambientes, lo hacen en los pulmones. Y las preguntas que surgen son varias: ¿el Estado se hará cargo de los males para la salud derivados de los incendios? ¿Hasta cuándo la sociedad de Rosario va a soportar esta situación? ¿quién pagará los costosos operativos para apagar las llamas?

Hace algunas semanas, el ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación, Juan Cabandié, montó un circo en la ciudad, con helicópteros y compromisos que, a la luz de los hechos, no sirvieron para nada. Porque las quemas se repiten a diario y todavía no hay un solo responsable.

Incluso, el miércoles pasado dos personas fueron demoras en la zona de las islas entrerrianas frente a Rosario luego de que no pudieran justificar ante agentes de la Prefectura Naval su cercanía a un foco de incendio por quema de pasto seco. Las llamas fueron extinguidas por los brigadistas y se dio aviso al fiscal Federal y al juzgado de Paraná, que instruyen una denuncia penal por delitos ambientales. El final es conocido: los culpables fueron liberados a las pocas horas.

Mientras, el fuego, como siempre lo hizo, arrasa y solo deja cenizas, humo -tóxico-, y mucho olor.