Un barco de la ONG española Pro Activa Open Arms rescató en las últimas 24 horas a 123 náufragos en aguas de Mediterráneo desafiando posibles multas, y ahora espera permiso para desembarcarlos en Malta después de las autoridades italianas amenazaran este viernes con incautar la embarcación si entra en sus aguas territoriales.
«El barco se hundía, entraba agua y había escorado tanto que estaba a punto de naufragar. Pero hemos llegado a tiempo», explicó Oscar Camps, el fundador de la ONG, sobre las circunstancias del rescate, que tuvo lugar en la noche del jueves.
Camps denunció que las 68 personas rescatadas muestran «signos inequívocos de la violencia sufrida en Libia», donde el gobierno local mantiene a miles migrantes en centros de detención en virtud de un acuerdo con la Unión Europea (UE).
Entre los náufragos hay dos mujeres embarazadas y dos bebés, informó la organización humanitaria a través de las redes sociales. Una de las embarazadas estaba ya con contracciones, precisaron los rescatistas. El Open Arms había rescatado a otras 55 personas en la tarde del jueves, entre ellas 16 mujeres, una de las cuales estaba embarazada y otros dos bebés.
A bordo del Open Arms viajan 123 náufragos, que la ONG pide poder desembarcar en un «puerto seguro». La organización humanitaria ya informó vía Twitter que recibió una notificación del gobierno italiano que amenaza con multarlos con 50.000 euros e incautar el barco de rescate si entran en aguas territoriales del país.
«Y como no podía ser de otra manera, llega notificación del gobierno italiano. Sobre nuestras cabezas una multa de 50.000 euros si entramos en aguas italianas, e incautación», dijo la ONG. Por lo tanto, el capitán del barco de la ONG española está a la espera de autorización de las autoridades de Malta, debido a la cercanía con su localización, dijeron fuentes de la organización.
La ONG española retomó sus tareas de rescate en el Mediterráneo a fines de junio ante el impacto que le produjo la foto de dos migrantes que se ahogaron en las puertas de Estados Unidos, pese a la política de puertos cerrados de Italia y la prohibición de España de que hagan esta labor humanitaria.
El gobierno español del presidente socialista Pedro Sánchez autorizó al Open Arms a zarpar en abril pero para llevar ayuda humanitaria a Grecia y amenazó a la ONG con multas de hasta 900.000 euros si llegaba a realizar labores de rescate. «Antes presos que cómplices», clamó Camps cuando la ONG se puso nuevamente en marcha desafiando a las autoridades españolas e italianas.
El Open Arms no es el único barco de rescate que se encuentra en esta situación, ya que el Alan Kurdi, de la ONG alemana Sea Eye, rescató el miércoles a 40 náufragos y se encuentra frente a la isla italiana de Lampedusa a la espera de poder desembarcar.
El vicepimer ministro y ministro del Interior italiano, Matteo Salvini, ratificó su política de puertos cerrados y avisó en un tono exacerbado a las ONGs de rescate humanitario que si ingresan a aguas italianas tomará posesión de los barcos.